Hace unos días, LA PATRIA publicó una nota que produce desolación e indignación. No se tiene noticia en esta columna si este desacato inadmisible, ha sido enmendado, pero aún así el hecho de que una cita, respetuosamente solicitada por lo más prestaste de la sociedad de Manizales y de Caldas, haya sido mantenida en espera por más de seis meses, no deja de ser una gran falta de respeto para una comunidad encabezada por lo más preclaro de sus dirigentes.
La presencia del señor gobernador, del señor alcalde de la ciudad capital, de gremios de la producción y de la clase política integrante de todos los partidos, constituye la más respetable manifestación de solidaridad para manifestar la urgencia e importancia de una reunión con el presidente de la República, elegido, entre otras cosas, con sus votos. Solicitud, hay que repetirlo, fue solicitada hace más de seis meses.
La revista Semana en su edición de julio 30/12, en uno de sus confidenciales, dice lo siguiente: "Diez veces más: Al departamento de Antioquia le está resultando rentable el antisantismo que por uribismo expresa buena parte de su clase dirigente. Esto se ha traducido en que el gobierno ha querido reconquistar a los paisas. Por ejemplo, para la construcción de la red de autopistas del departamento, el presidente Uribe se había retirado del gobierno con una partida para sus coterráneos de 1 billón de pesos. El actual gobierno, a través del Confis del Ministerio de Hacienda, acaba de aumentar esa partida a 10 billones. Los pocos que han registrado esta generosidad están felices".
Un ejemplo complicado sobre todo en el momento de popularidad en que se encuentra el presidente, según las últimas encuestas. Es valorizar el antisantismo a lo largo y ancho del país para conquistar la benevolencia presidencial.
Seguramente Caldas no tiene el peso específico de Antioquia. Pero no es menos altiva y demandante. Condiciones que deben esgrimir sus representantes políticos en el parlamento colombiano. Allí deben existir huellas brillantes de sus homónimos de tiempos no muy lejanos.
Las gentes de Caldas han sido uribistas por identificación natural. Consecuentemente votaron por Santos ya que era el sucesor de Uribe y desde entonces, podría decirse, han sido santistas y como tales, creyendo que ese título les acredita un tratamiento como deferentes correligionarios.
Pero oh sorpresas, los antioqueños han dado en el clavo primero que todos, para tener éxito en la participación del presupuesto nacional y garantizar sus proyectos faraónicos. El secreto es ser antisantista como lo dice Semana. Una buena parte de la dirigencia de ese departamento tiene esa insignia y el presidente en un acto de reconquista ordenó al Confis multiplicar por diez el presupuesto para sus anheladas y merecidas autopistas.
Caldas y Manizales que esperen por santistas y gobiernistas. Una cita solicitada hace más de seis meses, que siga esperando el sueño de los justos. Una cita para unas bicocas en comparación con lo anterior. Lo más significativo, una partida presupuestal para terminar un aeropuerto y sacar una región respetable de su aislamiento perenne. Centavos, al compararlos con aquellos de la reconquista.
Esta estrategia ANTI para tener la colaboración estatal, suena curiosa, pero al parecer muy efectiva. Se suponía, hasta ahora, que apoyar al gobierno y ser de su lado, era lo indicado para gozar de una solidaridad política y por ende del derecho a solicitar soluciones a las falencias eternas, comunes a todas las regiones colombianas. Con mayor razón cuando se trata de regiones que con sus votos consolidaron el triunfo presidencial.
La pérdida del Ministerio de Transporte con la renuncia temprana de Germán Cardona ha sido algo muy malo para la región caldense. Además de haber sido un buen Ministro, para Manizales y para Caldas, era un baluarte estratégico, en las relaciones con el gobierno nacional. Un ministro honrado que contrasta enormemente con lo que hoy se está viendo. Fue una pérdida muy grande. Las generaciones actuales no verán otro ministro de su tierra en lo que queda de sus vidas y menos tan concordante con las necesidades que abaten este rincón colombiano.
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