En latín, las partículas ‘ab, ad, in, ex,’ y otras, además de prefijos, son también preposiciones, que, como tales, se escriben separadas de la palabra complemento. Con ellas se formaron algunas locuciones que han resistido el paso asolador de los siglos y que asentaron sus reales en nuestro idioma, por ejemplo, ‘ab initio’ (desde el principio), ‘ab ovo’ (desde el huevo, desde el origen), ‘ad infinitum’ (hasta el infinito, indefinidamente), ‘in extenso’ (por extenso), ‘ex voto’ (por voto) y ‘ex cátedra’ (desde la cátedra; en tono magistral, doctoral y decisivo). Estas setenta y tantas palabras, para hablar de la última locución, ‘ex cátedra’ (‘ex cáthedra’), porque “algo gracioso le ocurrió camino del Foro” al señor Óscar Domínguez, amenísimo escritor de estilo inconfundible e inimitable, pues esto escribió: “Hablan excátedra, como los papas” (LA PATRIA, “La guía le cantó a Malena”, 1/3/2012). Se refería a los guías turísticos. Tuvo que ser, pensé, un error de digitación, porque no creo que se haya dejado influenciar por la novísima decisión de la Academia de la Lengua de pegar siempre la partícula ‘ex’, sin importar el oficio que en la oración desempeñe (prefijo, adjetivo y sustantivo), a la palabra que acompaña, directriz de la que yo me aparto por las razones ya expuestas en apuntaciones anteriores y muy recientes. Cualquiera que hubiese sido la causa del lapsus del señor Domínguez, la mencionada regla de la Academia no se aplica en esta locución latina, pues en ella ‘ex’ es preposición, como en ‘ex libris’ (de entre los libros), que se usa en una “etiqueta o sello grabado que se estampa en el reverso de la tapa de los libros, en la cual consta el nombre del dueño o el de la biblioteca a que pertenece el libro” (El Diccionario). Nota: En las últimas ediciones de los diccionarios de la Academia de la Lengua, ‘exlibris’ aparece ya así, una sola palabra, con la naturaleza de sustantivo masculino (“poseo un exlibris...”), como ‘exvoto’ (del latín ‘ex voto’); pero ‘permite’ también la locución ‘ex libris’, en ambos casos con la misma acepción.
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El ‘manejo’ excesivo del verbo ‘manejar’ nos tiene ya hasta más arriba de la línea de flotación. Es como si el idioma no tuviera otros verbos que puedan expresar las ideas que escritores poco recursivos, faltos de imaginación o, lo peor, perezosos, quieren manifestar con el empalagoso, enojoso, fastidioso y pegajoso verbo. De la siguiente manera se despachó el redactor de Al Correr de las Horas: “El asesinato de dos ancianos en el barrio Panamericana de Manizales es un nuevo ejemplo de intolerancia en exceso que algunas personas manejan en nuestro medio” (LA PATRIA, 1/3/2012). La intolerancia (“falta de respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias”) se tiene, se sufre, se padece, pero no se ‘maneja’, aunque se hile muy delgadito para buscarle alguna relación con uno cualquiera de todos sus sinónimos. El empleo riguroso de cada una de las partes de la oración, de acuerdo con el contexto y con las ideas que el escritor pretende exponer, es el secreto de una buena redacción.
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Jugar a las canicas (bolas de cristal) era uno de nuestros mejores pasatiempos en la ya lejanísima niñez. Y recuerdo que no jugábamos con un muchacho vecino, de apellido Villegas, porque “ése no ‘manca’ un ‘pipo’”. Mejor dicho, no fallaba. En la sección, Línea Directa de LA PATRIA, el señor Raúl Díaz glosa a don Cecilio, porque éste afirmó que “la doctora XX no manca en errores”, y dice que podría tratarse de un ‘término popular’ (6/3/2012). Sí, don Raúl, un vocablo popular, que Alario di Filippo, en su Lexicón de Colombianismos, asienta con la acepción de “errar, equivocarse”, el significado que le dimos desde niños a dicho verbo. Me parece que podríamos calificarlo de galicismo, porque los franceses tienen el verbo ‘manquer’, que, entre otros, tiene el significado de ‘fallar, fracasar, faltar’, razón por la cual, creo, Rafael Uribe Uribe lo tiene en su Diccionario Abreviado de Galicismos, Provincialismos y Correcciones de Lenguaje con la acepción de ‘fallar’; y da este ejemplo: “Ello es así o manca la lógica”. ¡A propósito!, la Academia de la Lengua le da esta cuarta acepción: “Intr. ant. Faltar, dejarse de hacer algo por falta de alguien”. Tienen razón, pues, don Cecilio y don Raúl. Nota: ‘Pipo’, golpe que se le da a una bola de cristal con otra en el juego ‘pipo y cuarta’.
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Cuando significa ‘pero’, ‘mas’ es una conjunción adversativa, y no lleva tilde; con ésta, ‘más’ es un adverbio de cantidad. Nociones elementales, olvidadas por el señor Julio Restrepo Ospina, de acuerdo son estas dos oraciones: “...esa nueva generación debe salir de nuestra sociedad, más no de esa clase clientelista”; “...son las estructuras y las reglas de juego que traemos desde hace varios años, más no la voluntad de quienes gobiernan” (LA PATRIA, 8/3/2012). En estas dos muestras, ‘mas’ es conjunción, razón por la cual no lleva tilde.
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