En ocasiones se suele ser bastante benévolo con la alimentación, dejando de lado las buenas intenciones de una dieta saludable. Surgen situaciones que nos motiva a bajar de peso rápidamente con un resultado poco alentador, pues esos cambios bruscos en la alimentación luego se reflejan en un incremento de peso, indigestiones, dolor de estómago, estreñimiento u otros problemas gástricos.
Luego, al reanudar la vida cotidiana vuelve el deseo de bajar esos kilos de más de forma rápida, entonces buscan gran variedad de "dietas mágicas" que prometen obtener exitosos resultados en un tiempo récord y sin esfuerzo.
Estas dietas aparentan ser prácticas e inocuas para la salud, aunque pueden, incluso, tener graves efectos en nuestro organismo como alterar el metabolismo y dejar flácido el cuerpo.
Estos malos resultados casi siempre se omiten a la hora de recomendarlas.
Las dietas rápidas se conocen por el nombre del alimento o grupos de alimentos en que se basa. Ejemplo la del atún o de las proteínas que en su mayoría son deficitarias ya que carecen de los nutrientes necesarios.
Estas carencias no solo ponen en riesgo la salud sino que producen el efecto yoyo, que se produce cuando el organismo al volver al consumo habitual de los nutrientes necesarios, presenta un efecto rebote, porque el organismo recupera el peso usual y gana más ya que el ahorro nutricional al que se había acostumbrado durante la dieta es superado por los nutrientes que habitúa consumir.
Estas dietas rápidas o milagrosas son diferentes a aquellas que respetan más la naturaleza de la persona y de su organismo, entre ellas están:
* Basadas en un solo alimento: pueden producir trastornos digestivos e incluso psíquicos ya que rompen el ritmo alimentario normal. Son carentes de los nutrientes esenciales.
* Hipocalóricas (de escasas calorías): por debajo de mil calorías. Acostumbran a ir precedidas de malestar general, mareos, hipotermia, pérdida del cabello, amenorrea, insomnio e incluso depresión, entre otros efectos secundarios que conlleva el hecho de no aportar suficiente combustible al organismo.
* Ricas en grasas o bajas en carbohidratos: tienden a propiciar descalcificación, rinitis, pérdida de líquidos, elevados niveles de ácido úrico y de colesterol, halitosis, sensación de náuseas, estreñimiento entre muchos otros efectos secundarios.
* Ricas en carbohidratos: suelen estar precedidas de carencia de ácidos grasos esenciales y de vitaminas liposolubles.
* Altas en proteínas: evita los otros grupos de alimentos. La desventaja son los altos contenidos en grasas saturadas y colesterol facilitando los problemas cardiovasculares.
Es bueno tener presente que nuestra alimentación debe ser completa, equilibrada, adecuada, suficiente e inocua.
*Nutricionista Dietista Clínica Universidad Nacional de Colombia Educadora acreditada en Diabetes <saludablearas@yahoo.com.co>
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015