La Lúker es una institución en Manizales. La chocolatería que comenzó sus trabajos en 1904, celebró esta semana 50 años de su granja experimental. Y esta efemérides nos debe hace reflexionar sobre la responsabilidad social de esta empresa, que según Semana está de 198 en el ranking de las empresas del país, con ventas por 433 mil millones de pesos, muy cerca de la Chec, que ocupa el puesto 188. Y como para que veamos la magnitud de la empresa, está por encima de Servientrega y de Icollantas. Que generó utilidades, según Dinero, en 2011, de un poco más de 7 mil millones de pesos. Es la empresa privada más grande de la región.
Casa Lúker crea, en 1962, la Granja, que tiene por objeto: "Investigar y estudiar sobre aspectos como enfermedades que limitan la producción del cacao en Colombia, distancias de siembra, mejoramiento de híbrido, variedades y clones. Transferir tecnología en todos los niveles a técnicos, estudiantes y agricultores. Generar para las distintas zonas productoras del país, material híbrido y vegetal, y material de propagación de cacao". Ha tenido un impacto muy grande en la expansión del cultivo del cacao en el país. Con lo que ello implica, mejor bienestar de muchos cientos de campesinos. Ahora el Gobierno está empeñado en que pasemos de ser importadores de cacao a exportadores. Allí seguramente los aportes de la Granja de Casa Lúker podrán dar una ayuda definitiva. Y hay que aplaudir estrategias como la de la Granja que tienen en el fondo un principio muy claro: "todos podemos ganar". La empresa y sus proveedores. Esto genera que la riqueza en el país tenga también dinámicas de redistribución por la inclusión en el sistema. Esto es precisamente lo que se hace cuando se les entregan a los campesinos nuevas posibilidades de integración al sistema.
Otra acción concreta de responsabilidad social inició con la creación de la Fundación Lúker, con 500 mil pesos de aporte del año 1994. Hoy se encuentra focalizada prioritariamente en educación y emprendimiento, lo que es muy importante para el futuro de la ciudad de Manizales. Pues este grupo empresarial, no obstante tener una clara vocación nacional y aún internacional, reconoce sus raíces en la ciudad. Y apoyar educación y emprendimiento es dar una nueva esperanza para las nuevas generaciones. Igualmente, y como dato curioso, la Fundación apoya también a seminaristas de escasos recursos para que puedan prepararse para el servicio de la Iglesia Católica. Este tipo de fundaciones con un compromiso grande por la región son apalancadoras de proyectos muy puntuales y de impacto en la comunidad.
Así, el cacao de la Lúker está germinando y dando energía a muchas personas, gracias a una concepción de la realidad empresarial con un profundo compromiso por los demás.
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