Ver televisión es constatar que estamos condenados al bogocentrismo. Peñalosa subió en la antepenúltima encuesta que salió hace dos horas, Pardo sabe pero no emociona, Clara es Petro, Santos es Pardo, Uribe es Pachito pero también es Peñalosa, a Pachito no le alcanza ni para alcalde de Divercity, De Roux era el mejor pero renunció... Y ahora sí, como vienen prometiendo desde que se acabó el tranvía, todos van a construir el metro para que Bogotá deje de ser un trancón interminable.
Claro que la política no abre noticieros. Los que podemos almorzar en la casa (lujo que no se dan en Bogotá por falta de metro, ya sabemos) encontramos noticieros “nacionales” que abren con el choque entre un Transmilenio y un taxi, bicicleta o zorra, y nos dan la noticia “desde todos los ángulos”, con un periodista en el accidente, otro en el hospital y otro mostrándonos un gráfico interactivo sobre la ubicación de los choques en el último año por localidad.
¿Y los 200 municipios que están en problemas de agua por la sequía? eso da espera porque Bogotá no está en la lista, aunque sí Anapoima, el paseadero de los bogotanos estrato 6, y entonces valdría la pena hacer un informe desde allá.
Me dirán que es la capital, tiene casi 8 millones de habitantes, gente de todas partes, el mayor PIB, dinamiza la economía, se toman las decisiones políticas, etc. Cierto, Bogotá es importante y lo que le ocurrió en las últimas tres administraciones es una desgracia. Pero Bogotá no es el país.
Replicarán que en la tele sí sale la provincia, como nos dicen los rolos a los que vivimos más allá de Chía, o las regiones o los territorios, como nos llaman en las oficinas del gobierno. Ahí están las telenovelas: Las hermanitas Calle, la Madre Laura o Diomedes, que muestran “la otra Colombia”, la de Vive Colombia, viaja por ella. Una caricatura.
Así es para el 84% de los colombianos que no vivimos en Bogotá: bogocentrismo al desayuno, almuerzo y comida, desde la época de Bolívar y Santander, desde que los centralistas se impusieron sobre los federalistas y nos acostumbraron a mirar el centro, el ombligo.
La cuestión es que el bogocentrismo se repite a escala en “los territorios”. Para un funcionario manizaleño gestionar es ir a Bogotá, en Aguadas gestionar es ir a Manizales y en Arma es ir a Aguadas. Nos quejamos del desdén del gobierno nacional con proyectos urgentes como Aerocafé, pero San Félix y Marulanda pidieron por años la transversal de oriente y no fue posible.
Se deleitan los medios bogotanos mostrando alianzas non sanctas e incoherencias de políticos nacionales que dan avales en “provincia” a candidatos de La Gata, el Negro Martínez o Kiko Gómez. Pero nuestros congresistas que acá en Manizales se suben como aliados a la tarima, terminan enfrentados por alcaldías de otros municipios, mostrando que la coherencia política es incompatible con el negocio burocrático y contractual. Y los que acá son enemigos, pasando el Tablazo son compinches.
La división territorial de las listas de Asamblea o Cámara para hacer campaña, repartiendo la geografía como un botín, puede tener sentido logístico pero no político: las fronteras invisibles entre los 27 municipios son otra forma de centralismo desde la capital.
En Manizales pasan muchas cosas: hay profusión de iniciativas, grupos que desde la sociedad civil piensan y formulan propuestas. La tarea pendiente es involucrar una visión de departamento, sin repetir el esquema del bogocentrismo, que consiste en pontificar desde la capital cómo los vemos a “ustedes allá”. Nos falta más esfuerzo por tejer redes con quienes en Belalcázar, Victoria, Risaralda, Arboleda, San Bartolo, Bonafont, están pensando en región y escucharlos. Por ejemplo: ahora que se nos viene el posconflicto, el trabajo del padre Jorge Alberto Tovar, del Programa de Desarrollo para la Paz del Magdalena Centro de La Dorada, es digno de conocer, para aprender de él.
Pie de página: Bernardo Mejía escribió en julio que “volvimos a perder el año” refiriéndose a Aerocafé. Tenía razón. Estamos en octubre y el que se supone es un macroproyecto prioritario para Alcaldía y Gobernación lleva más de 3 meses sin gerente en propiedad.
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