No existe una verdadera conciencia de los problemas que originará la falta de recursos hídricos para el desarrollo del hombre. La vida, en todas sus expresiones, y la productividad se verán seriamente afectados; no somos responsables del uso adecuado del agua, y los programas para generar cultura sobre el manejo conveniente de estos recursos, no comprometen el comportamiento ciudadano.
Recibimos información relacionada con el líquido vital. Las estadísticas informan como el cuerpo humano está compuesto en un gran porcentaje de agua y solo el 3% del agua que cubre la tierra es potable. El 75% del agua que ingresa a una residencia es utilizada en sanitarios y en funciones de aseo. Cada 10 segundos en el mundo, muere un niño por problemas originados por la sequía y la calidad del agua que consume. La producción agropecuaria se afecta cada año con mayor severidad por el mismo fenómeno, y pronostican que las guerras en el futuro serán por el acceso a los recursos hídricos. Ese es el mensaje, pero, por otro lado, se desperdicia el agua y se contamina, se talan las reservas forestales, intervienen páramos con explotaciones mineras y no asumimos la responsabilidad que nos compete.
Existen territorios donde el suministro de agua empieza a presentar dificultades y a frenar el crecimiento industrial, comercial y urbanístico de muchas áreas de expansión.
El municipio de Villamaría en su parte alta, región colindante con los nevados del Ruiz y Santa Isabel, tiene en sus laderas la cuna donde nacen los ríos Molinos y Ríoclaro, aguas puras producto de los páramos ubicados en las laderas de esta cadena montañosa, los cuales empiezan su recorrido a más de 4.000 msnm, en dirección de la zona centro sur de nuestro Departamento. Estos afluentes aguas abajo, se fusionan formando el Ríoclaro, con un caudal suficiente para suministrar el futuro hídrico a poblaciones como Chinchiná, Palestina, Santágueda, Arauca, El Rosario, La Manuela, Tres Puertas, La Cabaña y El Kilómetro 41.
Una conducción de 12,6 kilómetros por gravedad, ubicaría estos recursos en Chinchiná, para luego ser distribuidos en otras áreas de la zona.
Esta región a beneficiar requiere una infraestructura de servicios públicos muy eficiente, si deseamos convertirla a futuro en un polo de desarrollo. La caficultura con sus cultivos, industrias y centros de investigación, son pioneras en el contexto nacional, la industrialización de productos agropecuarios, el paso del proyecto Autopistas de la Montaña por el sector caldense, generará incalculables posibilidades en esta zona. El Paisaje Cultural Cafetero es un referente obligado a visitar como proyecto turístico de este círculo Centro Sur, la región de Santágueda, El Rosario y El Kilómetro 41, son zonas de migración y de expansión urbana, en especial para los habitantes de Manizales.
Puede ser un proyecto ambicioso, pero debemos pensar en grande y con proyección. No es justo que la poca disponibilidad de agua restrinja el crecimiento de muchas zonas de Caldas y frustre la llegada de empresas que ven en nuestra región un nicho de posibilidades.
Gran responsabilidad y un serio reto para las instituciones encargadas de suministrar el preciado líquido, lo mismo para los gobernantes de turno, quienes deben liderar estos procesos que tienen como propósito elevar los estándares en la calidad de vida de las comunidades beneficiadas.
Nuestro Nevado del Ruiz se encuentra imponente como vigía de nuestro acontecer, para muchos; como una amenaza latente por sus efectos volcánicos, para otros; dispuesto a regalarnos de sus entrañas una fuente de vida, el agua, recurso vital.
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