La carretera que lleva a la ciudadela es un alarde de ingeniería y fue construida en 1948. Se trata de curvas muy pronunciadas que salvan el tremendo desnivel. Ya arriba la fila para pagar y entrar es de nuevo muy larga. No estábamos en alta temporada, pero Machu Picchu atrae siempre miles de visitantes. Para entrar a la ciudadela no hay restricción de número de personas. Los compañeros sí subieron a Huayna Picchu. ¿Por qué, Wilfredo y yo no lo hicimos? Porque la escalera de roca muy pendiente, demasiado pendiente y demasiado estrecha en la que han resbalado muchas personas, se convierte en un cuello de botella. Hay personas que suben muy despacio o se cansan y se sientan. Y no teníamos sino la mañana y subir en esas condiciones nos llevaría muchísimo tiempo. La verdad es que el paisaje desde arriba es impresionante sobre la ciudadela, sobre el cañón del río Urubamba que allá abajo da vuelta casi completa a la montaña sobre la que se asienta la ciudadela y sobre los picos nevados. Pero esta vista panorámica la logramos casi igual desde la Puerta del Sol a la cual no tuvieron tiempo de subir nuestros compañeros. Habitaciones, escaleras, templos, palacios, corredores, plazas, terrazas para la agricultura y sobre todo el lugar sagrado de Intihuanta, centro de la ciudadela… todo eso lo recorrimos con devoción y profunda emoción y por supuesto haciendo muchas fotos.
Nos dirigimos hacia el Puente del Inca. No todos lo visitan, o porque no les alcanza el tiempo o porque se cansan de subir y bajar escaleras, o porque no saben o porque les han hablado de la posibilidad de vértigo. Un camino lleva por detrás de una colina hacia otra vertiente de la ciudadela. La vista hacia abajo se va volviendo, a medida que se avanza, en una prueba de fuego para los que sufren de vértigo. El tramo final del camino es angosto. Desde este punto vemos allá lejos, dirigiendo la vista sobre el cañón del Urubamba y subiéndola por la lejana montaña, el sitio donde está Llactapata, el mirador arqueológico desde el cual el día anterior habíamos visto Machu Picchu. Sentimos una extraña alegría. El acceso final al puente está vedado. Se trata de un puente levadizo y estrecho cuyo difícil acceso defendía la ciudadela. Se encuentra pegado a una roca altísima: altísima hacia arriba y altísima hacia abajo. Luego nos dirigimos a la Puerta del Sol. El camino empedrado es precioso y se encuentra en perfecto estado de conservación. Nos dijeron que se necesita una hora para llegar a la Puerta. El camino va en suave ascenso. Lo hicimos en 38 minutos. En este punto termina la Ruta del Inca, la de los 4 días. La alegría de estos caminantes debe ser exultante, por terminar la ruta y sobre todo porque la visión de la ciudadela allá abajo es de impresionante belleza. La alegría nuestra también fue muy grande.
Raramente el descubridor de Machu Picchu no fue el norteamericano Hiram Bingham. Se habla de prospecciones y explotaciones mineras anteriores y de visitas de campesinos a finales del siglo XIX. De hecho cuando Hiram llegó el 24 de julio de 1911 guiado por gente de la región, encontró en una pared de roca una inscripción con carbón que decía: Lizarraga, 14 de julio de 1902. Con todo, se le atribuye el descubrimiento pues fue el que lo dio a conocer al mundo y empezó las excavaciones que se efectuaron entre 1912 y 1915.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015