Señor Alcalde:
En medio de esta incertidumbre que nos agobia por el futuro de Manizales, me he cuestionado sobre la posición asumida con respecto a su administración, y he concluido que son muchos los motivos que me llevan a convertirme en un vocero de los inconformes (que somos gran parte de la población) y a arriesgar el ser víctima de sus odios y venganzas, ya manifestadas en anónimos indecentes, ominosos y degradantes.
Cuando se asume una posición como la mía, que va en contra del poder y de sus maquinaciones, sabemos que nos arriesgamos a quedar en el asfalto por luchar contra esa corriente que tiene el dinero y dispone de los medios burocráticos y contractuales para ganar adeptos, así sean transitorios. Por eso el silencio de tanta gente… No obstante, estamos decididos a continuar en esta brega, pues mal haríamos en tirar por la borda todo lo construido en más de una década, máxime cuando vemos una ciudad oscurecida por la inactividad y la parálisis.
El Municipio está hoy arriesgando a tener una pérdida cercana a los sesenta mil millones de pesos producto de su intransigencia, de su terquedad y de su obstinación. -¿De dónde esa pérdida cuantiosa?- Se preguntará, en medio de su cerrado círculo de poder-. Pues de las demandas que afrontaremos por la negligencia con el TIM (el cual ha sido objeto de sus ataques desde que quedó electo como alcalde municipal), de sus medidas arbitrarias y del compromiso evidente que adquirió con los transportadores de Manizales.
Decía Usted públicamente en los días siguientes a su elección, que quería que los ciudadanos le presentáramos proyectos de ciudad. Aquí va uno: concilie, Alcalde, -por encima de los intereses de los transportadores, y de los suyos propios- con los contratistas y concesionarios del sistema de transporte de Manizales, pues se les ha incumplido permanentemente y tienen todos los elementos jurídicos para proceder en nuestra contra. No sea que mañana, en medio de los posibles detrimentos por los que se está Usted arriesgando a ser juzgado, tengamos que padecer una pérdida impagable todos los ciudadanos.
Usted no puede considerar que el TIM sea un engendro, ni satanizarlo de la forma como lo ha hecho, cuando en el momento de su creación hacía parte de la administración municipal y contó entonces el nacimiento con su expresa aquiescencia. El TIM hace parte del Municipio de Manizales, de sus empresas y es parte vital para la organización del transporte municipal. Otra cosa, muy diferente, es que la implementación de un sistema como el que hoy en día podría estar funcionando, vaya en contra de los intereses de los transportadores y que Usted haya establecido un compromiso personal con ellos. Pero no debe olvidar que, por encima de sus compromisos, están los intereses de la ciudad y un juramento ante los ciudadanos que lo eligieron.
Podrá pesar en su conciencia el haberse declarado aliado de los empresarios del transporte de Manizales y el haberse comprometido con ellos para acabar con el TIM o transformarlo a las "justas proporciones" para su beneficio. Pero esta no es la hora de las lealtades ni del cumplimiento de la palabra. Ya le ha dado Usted la espalda a sus amigos, a sus mentores políticos, a los financiadores de su campaña, a los compañeros de partido… Quedarles mal a otros de esos actores (en este caso a los transportadores), en aras de defender los intereses de la ciudad, podría tal vez componer un poco esa imagen que tanto necesita un gobernante.
Decía Usted también después de la elección, que no iba a ser títere de ningún partido. Y eso está bien. Pero tampoco puede convertirse en títere de los intereses particulares y, mucho menos, si éstos van en detrimento de los intereses de la ciudad.
No sea terco, señor Alcalde. Usted dijo sumarse a la oposición del TIM porque esta entidad supuestamente está a favor del socio estratégico y en contra del municipio. Revíselo, Alcalde, y verá que hay razones jurídicas, técnicas y sociales que hacen del TIM una empresa viable, productiva y benéfica para los intereses de los manizaleños. No se cierre, ni se deje manipular por quienes, movidos por intereses personales y empresariales, se quieren apoderar de una gigantesca empresa y para ello han tratado de acabar con el sistema por el que pagamos todos los manizaleños y por el que, si nos descuidamos y seguimos violando las cláusulas contractuales, seremos condenados a pagar una millonaria suma de dinero a unos terceros a quienes les asiste el derecho.
Fue muy esperanzador oírle decir antes de su posesión que le iba a cambiar el ritmo a la ciudad. Créame que nos llenó de esperanzas, pues Manizales traía un ritmo de crecimiento envidiable y era objeto de una grata mirada de grandes inversionistas, y esperábamos entonces que seguiríamos por esta senda. Pero, ¡qué desengaño! Usted sí le cambió el ritmo a la ciudad: ¡lo detuvo! ¿Es esto justo?
Son cerca de sesenta mil millones, señor Alcalde, los que están en juego. Y está bien que haya ajustado los presupuestos al simple devenir de los ingresos corrientes para no albergar un optimismo desmedido. Pero, si no está dispuesto a hacer gestiones para traer nuevos recursos, por lo menos no nos quite la posibilidad de conservar los escasos que tenemos. ¡Créame que a nosotros sí nos duele la ciudad, y no queremos que se siga deteriorando!
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