Mario César Otálvaro
LA PATRIA | Bogotá
Este sábado se jugó el partido del Once Caldas frente al Cali que supuso un mejor termómetro después de la auspiciosa presentación con victoria a domicilio ante un Real Cartagena lleno de limitaciones.
Decía antes de ese partido que ni perder era para echarse a llorar, ni ganar para tirar campanas al vuelo, aunque la verdad hubo muestras de algo distinto, dejando muy mal parados a los entrenadores anteriores que jugaban a nada.
Al menos corrieron, y se notó un esfuerzo mancomunado y solidario en defensa, que parece ser la impronta del técnico Ángel Guillermo Hoyos, si nos atenemos a sus declaraciones de querer un cuadro tácticamente ordenado, y muy físico.
Desde ese punto de vista todo apunta a que el Once Caldas será un conjunto aplicado en la propuesta, incómodo para los rivales, con orden y disciplina en la cancha, faltando por determinar si es suficiente el plantel que le entregaron.
Tengo mis dudas, pues pienso que es demasiado liviano particularmente en ataque, donde Mena nunca ha podido, Rivas es débil e inexperto, Reynoso desconcierta, y Romero con movimientos interesantes se vio flojo a la hora de resolver.
En cuanto a los recién llegados, Frontini y Scaglia, no desentonaron, que no quiere decir que sean la solución en un medio donde a los foráneos les cuesta tanto y en el mejor de los casos terminan sumando, más que marcando diferencia.
Pero estoy hablando en pasado, anoche hubo otra actuación del colectivo blanco, y Ustedes a ésta hora seguramente tendrán una opinión más fresca sobre la realidad de este grupo y el potencial que ofrece, que no puedo traslucir en este texto escrito antes del compromiso.
Espero que la esperanza y la confianza se hayan acrecentado, y el técnico reafirmado, porque transmite la seriedad necesaria para hacer una campaña decorosa, muy por encima de la que pudiera surgir por el accionar de la Junta Directiva.
Pero tampoco se pueden crear expectativas cercanas al milagro, porque así el comienzo haya sido alentador, el campeonato es largo, las exigencias aumentan, y la nómina corta puede ofrecer incomodidades y falencias.
Arriesgado sí Hoyos, quien se vino a probar fortuna creyendo en sus ideas, autoridad y liderazgo, con mínimo conocimiento del fútbol nacional, de los deportistas, y en especial de sus directivos. Ojalá, para júbilo de todos, no se haya equivocado.
Pasando a otro tema, que tristeza la forma como salen los jugadores del Once Caldas. El caso de Neko Martínez es vergonzoso porque lo que pudo ser una inmensa oportunidad de negocio finalizó en una compensación por salarios incumplidos.
Aun recuerdo que en pleno proceso de Selección, convocado por el señor Pékerman, al ingenioso técnico Cruz le dio por mandarlo al banco, sabiendo que por cuestiones económicas era parte de la salvación del club, yéndose al final con un pobre aporte en dinero para la institución.
Y ni siquiera le agradecieron el bondadoso gesto que tuvo de no hacerse propietario de sus derechos -que lo beneficiaba la ley porque llevaba cinco meses sin recibir el pago- permitiendo un arreglo amistoso a favor del Once Caldas.
También inconformes se fueron Cuero, Núñez, Pajoy, Micolta, Amaya, y muchos otros, sin deseos de regresar y apostándole a cualquiera otra alternativa, cansados del manoseo de sus patrones con las obligaciones contractuales.
Una pena pero es lo cierto porque han generado un clima laboral reprochable, de irrespeto hacia los empleados, lo que cierra las puertas a otras opciones, teniendo que forzar una estructura de equipo sin convicción, sujeta a los vaivenes de la suerte.
Hasta la próxima…
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