Aparte los resultados de su gestión económica reconocida como positiva por varios organismos y centros de estudios internacionales, la otra credencial con que se presenta Juan Manuel Santos a la reelección, pasa por defender el proceso de paz iniciado en los primeros 15 días del mes de octubre de 2012 en Oslo.
La paz tiene que ser un tema central en este debate electoral; no tienen razón quienes afirman que su tratamiento debe estar al margen de la contienda política. Porque aquí la guerra ha sido larga, casi 60, y muy cruel, algo así como 250 mil muertos.
Que se esté avanzando en estos momentos en un proceso encaminado a lograr una paz negociada y que se hayan logrado por demás, en el marco de unas condiciones inéditas, no a un cese al fuego bilateral por ejemplo, acuerdos significativos en materia de participación política, estructura agraria y narcotráfico, implica que el asunto no puede perder centralidad en la campaña que avanza.
Si la paz en un país en guerra no es un tema de la política, entonces para qué la política.
Claro que la firma del acuerdo no es la paz; la paz son las reformas que se desprenderán de los acuerdos y que tienen que ver con problemas que el país no ha podido resolver por siglos. Esa entre otras es la diferencia entre este acuerdo y el firmado con los grupos paramilitares.
La agenda de la mesa de conversaciones contiene la discusión sobre la política de desarrollo integral, la participación política, el fin del conflicto, la solución al problema de las drogas ilícitas, y las víctimas, todos asuntos relacionados con las encrucijadas que han inhibido la efectiva inserción de Colombia como un país respetable, moderno y civilizado en el concierto de las naciones del mundo.
Pactar la formulación y puesta en marcha de una política agraria integral que incluya aspectos como el acceso y uso de la tierra, el desarrollo rural con enfoque territorial, la infraestructura y adecuación de tierras, el desarrollo social del campo, el estímulo a la producción agropecuaria y a la economía solidaria y cooperativa y un sistema de seguridad alimentaria; acordar mecanismos eficientes de acceso a los derechos y garantías para el ejercicio de la oposición, fortalecer los mecanismos democráticos de participación ciudadana, tomar medidas efectivas para promover mayor participación en la política nacional, regional y local de todos los sectores, incluyendo la población más vulnerable en condiciones de seguridad; coincidir en una política de sustitución de cultivos de uso ilícito desarrolladas con participación de la comunidad, y promover en igual sentido iniciativas de sustitución y recuperación ambiental de las áreas afectadas por dichos cultivos, programas de prevención de consumo y salud pública y solución al fenómeno de producción y comercialización de narcóticos, es lo que se ha logrado hasta ahora en La Habana.
Si estos acuerdos se materializan Colombia habrá dado un gran paso adelante. Si no, nos esperan tiempos de pesadilla, terror y miedo.
Hay que profundizar la democracia, superar los problemas agrarios que en buena parte dieron origen al conflicto y reorientar la política antidrogas que no puede seguir siendo una guerra que los Estados Unidos y demás países consumidores libren hasta el último colombiano.
La desmovilización y la dejación de armas claro que son importantes; pero más allá de eso, lo importante es saber que somos capaces de construir dialogando, soluciones a nuestros problemas más antiguos y complejos.
Para emprender como la hizo Santos el camino azaroso de conquistar la paz sentándose a la mesa con los enemigos se requiere valentía, conocimiento histórico, temeridad y arrojo, virtudes sin las cuales ningún gran estadista habría logrado la condición de tal.
Yo también, aparte los resultados económicos y sociales del gobierno, (crecimiento económico, disminución del desempleo, inflación controlada, superación de la pobreza, avances en seguridad ciudadana, etc,) votaré por Santos y respaldaré con ese voto la posibilidad de que lleguemos a la paz después de hacer las grandes reformas que se deriven de la firma ese acuerdo.
Adenda: Tengo que dejar testimonio que como gobernador de Caldas, tuve en Juan Manuel Santos un Presidente comprometido con la Región, abierto a las inquietudes de los caldenses y receptivo siempre a nuestras solicitudes. Reelegido Santos, estaremos asegurando la terminación del Aerocafé, la culminación del Plan Vial Departamental y las mejores conexiones de Caldas con el resto del país y el mundo, léase vía alterna a Mariquita y Autopistas de la Prosperidad.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015