Muchos de nosotros recordamos, sea por las historietas, las películas o las novelas, la leyenda del Rey Arturo; un monarca británico cuya existencia real aún se discute, pero que ha sido referente de un gobierno justo y ecuánime, aún en medio de profundas adversidades. Se recuerda de Arturo que encontró su destino al liberar una espada presa de un yunque y un bloque de mármol, que gobernó con sabiduría y equidad sin hacer distinciones de castas o dignidades y que las decisiones cruciales de su cargo las tomaba acompañado de un consejo de caballeros, sesionando en una mesa redonda, donde nadie tenía un lugar de privilegio.
Guardando las proporciones, y separando lo que de fantástico y mítico tienen nuestras versiones de la leyenda de Arturo, vale pensar en lo que podrían retomar nuestros gobernantes y líderes institucionales como inspiración para sus gestiones.
Habiendo participado del proceso que terminó con la designación de Felipe César Londoño como rector de la Universidad de Caldas, me atrevo a poner en común algunas reflexiones sobre los retos que afrontará la Universidad de Caldas en los próximos cuatro años, no solo el Rector, sino toda la comunidad universitaria.
El período 2014–2018 estará signado por hechos que casi con seguridad sucederán, aunque no podamos apostar por el momento preciso en que sucedan: la firma de un acuerdo con la guerrilla de las Farc y eventualmente el Eln, la reinserción a la vida civil de varios miles de combatientes, la promulgación de una Ley de Desarrollo Rural, que por primera vez para el país abordará los temas que van más allá de la producción agropecuaria, el avance en la concepción territorial de las problemáticas nacionales, el crecimiento del sector de las comunicaciones y la informática, la entrada de Colombia al círculo de la OCDE, una inminente y necesaria reforma al sistema de salud… en fin, una sucesión de hechos que demandarán profundas reflexiones y aportes desde las facultades de ciencias agropecuarias, naturales, de salud, de ingenierías, jurídicas y sociales, así como motivarán expresiones desde las artes y las humanidades. Un escenario privilegiado para que la Universidad de Caldas siga ratificando su carácter de patrimonio público regional.
Para afrontar estas "batallas", el nuevo Rector no solo necesita de su probada capacidad para comandar. Necesita del compromiso y lealtad de todo el "ejército" universitario, empezando por sus "capitanes", que tendrán que anteponer los propósitos universitarios a sus intereses particulares. La Universidad debe alejarse del escenario de ostentación de poder en el que se han convertido muchas de nuestras instituciones, y sus directivos han de estar, antes que nada, al servicio de su "reino" y no a expensas de él.
Por otro lado, siendo la Universidad un entorno natural para el disenso y la construcción desde la diferencia, es momento para que toda la comunidad universitaria reflexione si, a pesar de estar probablemente en orillas contrarias, navegamos o no en el mismo río.
Luego de la situación de polarización y tensiones que se vivió desde finales del año pasado, estamos en una situación similar al momento en el que el joven Arturo liberó la espada… toda la comunidad espera seguir su rumbo, teniendo por fin al frente un líder. Arturo, existiendo o no, se convirtió en leyenda por tener siempre afilada la justicia más que la espada, y por reconocer desde el primer momento que quien pretende gobernar solo lo hace desde la soberbia, en tanto quien se rodea y escucha lo hace desde la sabiduría. Por lo que conocí de Felipe César Londoño en los debates de la elección, estoy seguro que la espada está en buenas manos. Nos corresponde a todos rodearlo en la batalla.
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