La paciencia es una virtud dorada, la paciencia tiene un poder descomunal y te saca de los más grandes apuros.
En parte se identifica con la perseverancia pero también tiene mucho que ver con el amor compasivo y bondadoso.
Cuando eres paciente te aceptas, aceptas a los otros, también los procesos y, en lugar de ser perfeccionista, eres tolerante.
Ante todo debes ser paciente contigo mismo, quererte, cuidarte y pulirte sin castigarte con culpas horribles.
Eres bueno con los demás si eres bueno contigo mismo y solo los entiendes si a ti mismo no te condenas.
Ser paciente es aguardar con calma la cosecha como hace el labriego sin quejas estériles, es tener paz en el alma.
Si Dios es tu compañero de camino en este 2017, no te rendirás y sabrás esperar un florida primavera en el crudo invierno.
La paciencia es energía y la impaciencia es debilidad, la paciencia es amor y la impaciencia es una plaga, es tu enemiga.
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