Tu mejor propósito para una buena Navidad es estar en permanente conexión con Dios en tu interior.
Es dejar que el Padre te inspire y que su amor, su luz y su Espíritu sean tu fuente de energía.
Entonces puedes afrontar cualquier obstáculo y nada externo te roba la paz de tu alma y la felicidad.
No dejes que los actos ruines o los eventos catastróficos acaben con tu fe y te echen por el suelo.
Con una visión amorosa de la realidad entiende que todo pasa para aprender algo valioso y poder amar.
Con una aceptación serena asume lo que sea y nunca más vuelvas a renegar o a alterarte.
Todo marcha como deber ser y lo que llamas “malo” es necesario en el contraste entre la luz y la sombras.
Cuida tu amor, fortalece tu fe y acepta todo con la confianza puesta en Dios como Padre siempre fiel.
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