Hace años Milton, un pastor religioso de Dayton, Ohio, conversaba con el progresista rector de una universidad.
La conversación se centró en torno al tema del fin del mundo y el líder religioso aseguró que no tardaría en llegar.
Dio esta razón: Ya se ha descubierto todo en el terreno de la naturaleza y se han hecho todos los inventos posibles.
El rector, con toda cortesía, mostró su desacuerdo y dijo: Estamos en el umbral de una era de grandes descubrimientos.
El pastor desafió al rector a que mencionara uno de ellos, y el rector afirmó muy convencido:
Tengo la firme esperanza de que antes de cincuenta años los humanos podrían volar.
Aquello le produjo al pastor un ataque de risa y acotó: ¡Qué tontería, mi querido amigo!
Si Dios hubiera querido que los humanos voláramos, nos habría dado alas. El volar está reservado a las aves y a los ángeles.
El Pastor se apellidaba Wright y tenía dos hijos llamados Orville y Wilbur, que poco después fueron los inventores del aeroplano.
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