Hoy decido enfocarme en el instante e impedir que mi mente viaje al ayer con el odio o al mañana con el temor.
Hoy veo claro que la persona excelente busca razones para hacer lo que debe hacer y la persona mediocre busca excusas.
Hoy le hago un conjuro amoroso a lo negativo y doy gracias por tantos beneficios y tantas bendiciones.
Hoy le abro las puertas a tres amigos, el amor, el ánimo y el entusiasmo y le doy un puntapié a las quejas y al desgano.
Hoy borro de mi diccionario las palabras “no puedo” y escribo con letras de oro “quiero, puedo y lo voy a lograr”.
Hoy perdono, y me perdono, meto en un baúl el odio y el rencor, y arrojo el baúl al fondo del mar.
Hoy, amado Padre, elijo amarme y amar, elijo aceptar la realidad en lugar de quejarme, renegar o batallar con los hechos.
Hoy acepto que soy el forjador de mi destino y que mi única misión es amarme, amar y ser feliz.
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