En un paseo el optimista disfruta el paisaje y el pesimista se queja de las tierras que no posee.
En una rosa el optimista admira los lindos pétalos y el pesimista reniega por las espinas.
El optimista trae del ayer gratas remembranzas, mientras el pesimista se carcome con malos recuerdos.
Al lado de un río el optimista da gracias por el agua y su sinfonía, pero el pesimista maldice por las piedras.
En cada instante tú eliges tomar todo lo bueno que te da la vida o refunfuñar por lo que llamas malo sin serlo.
Si eliges ser positivo llamas retos a los obstáculos y no hablas de fracasos sino de aprendizajes.
Si quieres ser optimista cuenta tus bendiciones, da gracias sin cesar y acepta las pruebas con paz y alegría.
Aprende de millones de seres felices en su silla de ruedas o con graves amputaciones. ¿Qué quieres? El optimista convierte las pruebas en valiosas lecciones de vida.
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