Es relativamente fácil enamorarse, pero ¿acaso es fácil permanecer enamorados?
No importa que no sea por muchos años. Tampoco por siempre, lo que es imposible.
En efecto el enamoramiento es un estado de arrobamiento o embobamiento. Es estar fuera de sí y dejar de pensar.
El enamorado es como aquel que va a una casa de empeño y dice: "¿Cuánto me da por mi mente?".
Luego, en algún momento, la magia se acaba o se atenúa, aunque perduren el amor y la entrega.
La pregunta es cómo lograr que el amor madure y eso solo se da en el reino espiritual.
Hay una dimensión sagrada y mística en el amor y en la sexualidad, pero pocos la descubren.
Sin ese toque espiritual el amor no pasa de ser una estación más: una primavera que te envía a un invierno glacial.
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