Aunque todavía le quedan 17 meses de mandato, es decir, menos de un año y medio, al Alcalde de Manizales (como a todos los mandatarios de municipios y gobernaciones del país) se le vino encima la hora de comenzar a cuadrar caja, lo que en términos claros y concretos significa la entrada en la recta final de su administración, que no es otra cosa que revisar muy bien lo que está por terminar, lo que apenas se inicia y lo que prometió en campaña, pero que no se ha definido aún o no se ha podido realizar.
Pero más que un repaso a la gestión del mandatario local, lo que quiero referir en este espacio es que comienza a vislumbrarse en el escenario político el interés de algunos ciudadanos, con estrechos vínculos partidistas, de iniciar el camino por una candidatura, algo perfectamente válido si nos atenemos al derecho que otorga la Constitución de que cualquier hombre o mujer aspire a cargos de elección popular siempre y cuando cumpla con unos requisitos preestablecidos.
Hasta aquí todo marcha dentro de la lógica y la tradición de nuestra sociedad democrática que no es otra cosa que cada vez aparezcan nombres de posibles candidatos que ellos mismos u otros comienzan a hacer sonar para tantear el ambiente y generar reacciones que permitan medir preferencias, aceptaciones o rechazos.
Desde hace unos meses atrás el primero de los nombres que comenzó a rodar -porque él mismo lo dijo y porque algunos periodistas le copiaron su osada intención- fue el del hoy exconcejal Octavio Cardona León, del Partido de la U. Que se estaba preparando para ser alcalde, dijo, y que es un campesino formado y que lo sigue haciendo para llegar a regir los destinos de la capital caldense, sostiene, apelando a su condición de hombre del campo, pues es de la vereda La Cabaña.
Cardona es astuto, sagaz, inteligente, ambicioso y profundamente político. Se inició y estuvo mucho tiempo en el barquismo (algo que no le ayuda) y fue Personero de Manizales en representación de esa colectividad en la época de la triste administración del médico Jorge Enrique Rojas. Ha ejercido como abogado y se vio involucrado en el lío judicial que llevó a Carlos Arturo Fehó a la cárcel, aunque al final fue absuelto. Hace ya varios años pasó al Partido de la U que al parecer necesitaba fortalecerse en el sector rural, el cual maneja electoralmente con mucha fuerza el exconcejal.
Claro, todo tenemos derecho a tratar de enmendar errores y quizás eso fue lo que trató de hacer Cardona cuando se salió del barquismo y se pasó para el Partido de la U. Es un gallo de pelea fuerte y maneja como ninguno otro el sector rural cafetero de Manizales, además de lo que ha logrado conseguir y cosechar en barrios populares de esta capital. Es importante para la U, pero allí hay otros también con intenciones políticas que saben que él, aunque absuelto, tiene puntos débiles y eso lo utilizarían en caso de una disputa interna a la hora de escoger nombres dentro de esa colectividad, que igual no se sabe si va a poner el candidato de la Coalición B a la Alcaldía, o deberá aceptar el que imponga el Conservatismo Sierrista.
Otro que mira con ganas la Alcaldía y que cree tener condiciones para ser candidato es el exconcejal Jorge Alberto Betancur, que si bien fue elegido para la Corporación Administrativa en representación del Partido de la U, se retiró de allí pues ya milita en el partido Centro Democrático y por este quiere ser precandidato al primer cargo municipal. Como todos, lo digo, le asiste el derecho de aspirar, eso sí le falta, o mejor, no tiene los pergaminos que se requieren pare este cargo.
A Jhon Heberth Zamora, también concejal renunciado, le seduce la Alcaldía, aunque su salida de la corporación administrativa tiene más motivaciones de definición política pues siendo del partido conservador línea sierrista todo indica que ahora es del Partido de la U en la línea del representante a la Cámara Hernán Penagos. Para él, en caso de pretender la Alcaldía, no le iría muy bien pues sus desempeños y liderazgo no lo muestran como una carta fuerte para eventualmente asumir el complejo mando de la ciudad.
La muy buena alternativa para la Alcaldía, saliéndonos del espectro del Concejo Municipal inmediato, es la exrepresentante a la Cámara Juana Carolina Londoño, perteneciente al sierrismo. Joven, preparada, conoce bien el Concejo pues estuvo allí, y viene de varios años en el Congreso de la República como representante a la Cámara. La bella rubia ha demostrado talante y capacidad, y su condición femenina, le podría significar ventaja si se trata de romper con poco más de dos décadas de hegemonía varonil. La última alcaldesa que tuvo Manizales fue Victoria Eugenia Osorio de Mejía y eso fue hace 22 años.
Sólo falta ver qué aspiraciones tiene de cara a la Alcaldía el partido Centro Democrático, fuerza que aunque naciente cuenta con un caudal de votantes importante y significativo que le puede significar en las elecciones de octubre del próximo año ser un claro referente si presenta candidato propio o si decide hacer alianza con otras fuerzas. Queda faltando la Coalición A, la de los partidos Conservador línea yepista y el Liberal, que pretenden seguir unidos para mostrar una fuerza que cada vez parece debilitarse más.
Tampoco se puede echar en saco roto la posibilidad de que destacados manizaleños, hoy por fuera de la ciudad, sean alternativa seria, de experiencia e independencia para el manejo de los destinos administrativos y para la edificación de esa propuesta futurista que necesita la capital caldense. La lista hay que irla formando. Ya plantearemos nombres.
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