Orlando Cadavid Correa  ocadavidcorrea@gmail,com
Cuando considerábamos que ya se había publicado todo sobre el principio y fin de la vida del show-man Gustavo de Jesús Quintero Morales, el popular intérprete de la música parrandera, cayó en nuestras manos la punta de “ese algo” que siempre queda debiéndonos, en cada pequeña historia, el relato periodístico.  
Diez días antes de irse a arreglar cuentas con San Pedro, en el ámbito celeste, el locuaz Gustavo Quintero fue blanco de dos bromas que corrieron por cuenta de su primer director: el pianista y compositor Aníbal Ángel, el fundador de Los Teen Agers. Las dos “pegas” resultaron premonitorias.
La llave Ángel-Quintero se dirigía en un automóvil a los estudios de Codiscos, adyacentes al Club El Rodeo, a la grabación de un especial periodístico sobre la vida, pasión y músculo de los conjuntos musicales, género del que fueron pioneros en la Bella Villa, a partir de 1958.
Como el chofer no daba fácilmente con la dirección, Aníbal (dueño de una chispa de respeto) le dijo que la planta disquera quedaba al pie de “Campos de Paz” -famoso cementerio del oriente de Medellín- pero que antes de llegar al estudio de grabación se detuviera un momento, por favor, para dejar al “Loco” a quien esperaban allí hacía mucho tiempo. (Se supone que el popular cantante tomó la chanza por el lado amable). La muerte le sobrevino a Quintero en la Clínica Las Américas a la 1:45 de la madrugada del domingo 18 de diciembre, cuando estaba a cinco días de cumplir sus 77 años de vida.  Al hacer su arribo a Codiscos, Ángel y Quintero se reunieron en el punto de encuentro con su viejo aliado en expediciones musicales, el clarinetista y saxofonista Jaime Uribe, y el decano de los conjuntos volvió a la carga con otra de sus ocurrencias: preparó la cámara de su celular para que el trío posara abrazado para una foto, “pues (comentó) no sabemos si llegamos a la Navidad del año entrante”. La tripleta sonrió en el retrato para la posteridad del que es dueño el autor de temas tan recordados como “Color de arena”, “Chico Ja-já”, “El gordo” e “Isla de San Andrés”.
El último concierto de “El Loco” se efectuó el 10 de diciembre, en el complejo de espectáculos La Macarena, el remodelado circo de toros de Medellín. Nadie sospechó que esa noche caería para siempre el telón para el querido artista que con sus canciones y locuacidades le brindaría altas dosis de alegría a sus compatriotas durante muchas décadas. Dos colegas de oficio con los que alternó en la tarima de Los Graduados lo antecedieron en la partida al más allá: Jaime Ley, con quien compartió roles en la grabación del picantísimo “Juanito Preguntón”, y Jairo Paternina, quien se fue a fundar El Combo de las Estrellas en llave con Álvaro Velásquez (el autor de “El Preso”) otro finado del elenco que nos ocupa.
La misa de cenizas por Gustavo de Jesús, celebrada en la Catedral Metropolitana de Medellín, fue una auténtica demostración de pesar. El máximo templo de la cristiandad paisa se llenó de bote en bote y a centenares de solidarios que no alcanzaron puesto les tocó seguir el oficio religioso desde el atrio de la Plaza de Bolívar.
¡Paz en la tumba del “Loquito” Quintero!
La apostilla. Qué coincidencias entre dos grandes cantores de todos los diciembres: Guillermo Buitrago nació el 20 de abril de 1920, en Ciénaga, Magdalena, y murió allí mismo el 19 de abril de 1949. Cumplía 29 años. Gustavo Quintero nació en Rionegro, Antioquia, el 23 de diciembre de 1939 y murió en Medellín el 18 de diciembre de 2016. Estaba a cinco días de cumplir sus 77 años. ¡Cosas de la vida!