Así como el corazón es la presa del cuerpo humano que más títulos acapara en el cancionero popular, el negro ha sido en el ámbito musical, desde tiempos inmemoriales, el color preferido por los compositores e intérpretes para describir situaciones de crisis en las relaciones amorosas entre el hombre y la mujer.
El tema -que parece traído de los cabellos- se nos ocurrió al advertir en la televisión por cable las promociones de tres nuevas series gringas de tinte policiaco, dobladas al español, en las que predomina el color más oscuro: La lista negra, Código negro y La caída del halcón negro. El afrodescendiente dirá frente a su pantalla plana que estas son pruebas inequívocas de la discriminación racial predominante en el país del norte cuya Casa Blanca se disputan codo a codo doña Hilary Clinton y Donald Trump, el más gamín de todos los guaches platudos del universo.
Antes de traer a este recreo dominical los nombres y títulos que le dan pie al primer Contraplano novembrino, pidámosle a doña Wikipedia que a través de su enciclopedia libre nos proporcione el significado de Negro:
“El color negro es la ausencia de todos los colores, cuando pensamos en él nos llega a la mente el final, siendo el blanco el principio, nos proyecta fin, oscuridad, muerte… el negro más profundo que podríamos encontrar sería la falta absoluta de luz en el universo”. Y a renglón seguido nos trae esta ñapa acerca de lo que significa o representa:
“El negro es la percepción visual de máxima oscuridad, debido a la inexistencia de fotorrecepción, por falta total de luz. Se asemeja a la coloración del carbón. El negro que se encuentra estandarizado en catálogos de colores e inventarios cromáticos responde a la definición dada”.
Elegimos del cancionero popular, entre otros, los siguientes aires musicales en cuestión: Lágrimas negras, Mis flores negras, La negra noche, Fichas negras, Corazón negro, La negra Leonor, Navidad negra, ¿Qué será lo que quiere el negro?, La niña negra, La negra caliente, El negro José, El negro chombo, El negrito del batey, Cisne cuello negro, Negrita, Negra consentida, Perla negra, Tango negro y cien etcéteras más.
Otras referencias, pero en materia de intérpretes: Celia Cruz, la reina rumba; Louis Armstrong, el míster del jazz; Nat King Cole y su hija Natalie; Toña La Negra, Basilio, Leonor González Mina, La negra grande de Colombia; en el tango, Joaquín Mora, co-autor de ‘Margarita Gautier’; Xiomara Alfaro, Ignacito Villa (Bola de nieve); Arsenio Rodríguez e Ismael Rivera; el baladista Haldor Cristopher, Los Ángeles Negros, Los Black Stars, y El charrito negro. En la chismografía farandulera, Graciela Torres, más conocida como La negra Candela; en la locución deportiva, Edgar Perea, Paché Andrade y su primo Pedro Jota, aquerenciado en Manizales. En el fútbol, Francisco Maturana, El Tino Asprilla, Fredy Rincón y Willington Ortiz, entre otros morochos.
La apostilla: Y que no falten para el cierre los negros más famosos: Barack Obama, Martin Luther King, Mohammed Alí, Nelson Mandela y Malcom X, de quienes conserva en su galería privada ampliaciones fotográficas de casi dos metros cada una, en su residencia de El Poblado, el precitado profesor Maturana.
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