La campaña electoral está mostrando que parece que en Caldas y Manizales no logramos salir de las cadenas que históricamente han condenado a los procesos electorales regionales a resultar salpicados de los vicios más variados de la débil democracia colombiana.
En la actual campaña política las alianzas de los grupos y partidos políticos muestran en no pocos casos que el objetivo de sumar votos pasa por encima de la dignidad, de los principios y valores. Es bien curioso ver a antiguos contrincantes que manifestaban con fuerza y vehemencia su incompatibilidad axiológica y ética, abrazarse al calor de acuerdos electoreros. Esta es la falta de contenidos que tenemos en nuestros partidos políticos y, de lo que es peor, de la falta de carácter de nuestros líderes políticos.
Muchas personas que han sido cuestionadas por diversos atentados contra recursos públicos, o por alianzas con violentos, o por la violación de los regímenes de inhabilidades, están de regreso. Allí están con sus sonrisas en los tarjetones. Sonrisas que parecen burlase de nuestra democracia y de los deseos ciudadanos de una construcción de lo público desde la honestidad y la pulcritud.
Todavía, según las últimas encuestas, hay una porción importante de la ciudadanía que no ha decidido cómo votar, o que ha manifestado su duda sobre el sentido que tiene su intención de voto actual. Hay, pues, esperanza que la opinión pública, en esta última y definitiva encuesta que son las urnas, pueda dar un giro. Las cosas pueden ser de otra manera, no estamos obligados a repetir la historia, no estamos obligados a volver a llevar a los cargos públicos a los mismos con sus mañas ya conocidas.
Qué bueno que el electorado enviara un mensaje de independencia y autonomía. Difícil, pero no imposible. Necesario para una construcción de una sociedad mucho más participativa, que logremos en vez de seguir a líderes con chequera, puestos o gabelas, busquemos las ideas, los propósitos, las prioridades y ante todo el carácter ético de los futuros gobernantes.
La democracia se construye en estos ejercicios de los derechos ciudadanos a elegir y ser elegidos. Es un momento de verdad para la vida social y política, los ciudadanos de bien deben mostrar su independencia y su responsabilidad con la ciudad y el departamento.
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