La finalización de la rueda de negociación sobre la aplicación de la justicia transicional en el proceso de paz entre el Gobierno y las Farc tuvo una grata sorpresa para el país, pues dejó en claro que el proceso de negociación para el fin del conflicto armado en el país no tiene reverso. De allí que el presidente haya afirmado que la hora de la paz había llegado y que en unos seis meses se estaría finalizando la negociación. Y es muy grata esta noticia, porque se han ido logrando acuerdos parciales, que sumados nos están conduciendo a la paz.
La justicia transicional, la jurisdicción especial para la paz, que se acordó evita la impunidad, pero con mucha flexibilidad en las penas. Es el resultado de la negociación y en buena medida es una benévola solución pragmática para movilizar el acuerdo cumpliendo las exigencias de la Corte Penal Internacional y de la misma Constitución colombiana. La posición revanchista y punitiva de algunos en el país que han pedido cárcel para los responsables de los delitos cometidos en medio del conflicto, no permitiría llegar a un convenio entre Gobierno y guerrilla. Así pues, la solución planteada es un buen arreglo dadas las restricciones existentes. ¡La paz está por encima de un desquite punitivo, y de la concepción de cárcel de cuatro paredes! Lo delitos de lesa humanidad serán estudiados por esta jurisdicción especial, en el contexto de un reconocimiento de los delitos por los culpables. No habrá pues, impunidad.
De otro lado, el proceso de paz comienza a tocar fondo. Y es vital que todo lo relativo a la dejación de armas sea muy claro y transparente, especialmente para que se “quemen las naves de la violencia” y todas las partes se coloquen definitivamente en el horizonte de paz.
Las leyes que tendrán que desarrollar las figuras jurídicas concretas que permitan la implementación de los acuerdos tendrán que ser muy cuidadosamente estudiadas y tramitadas para asegurar que el proceso de paz tenga sostenibilidad en el tiempo. Y bien lo señaló el presidente Santos, el proceso se hace de cara a las víctimas y esperando que no haya más víctimas, por ello, es vital la seguridad que se brinde a los miembros de Farc cuando se reinserten a la vida social.
Se prevé que el acuerdo sea firmado en seis meses y que la dejación de armas se haría después de 60 días de tal firma. Este sería el comienzo del fin de la violencia política en el país.
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