El país que comenzaremos a reconstruir es un país de regiones, donde se encuentra la clave explicativa del conflicto y violencias que ha vivido el país. Esta es la hipótesis de un grupo de investigación, Odecofi, dirigido por el investigador Fernán Gónzalez, quien acaba de ser declarado fuera de concurso del premio Alejandro Ángel Escobar, por su obra Poder y violencia en Colombia, libro inspirado en las investigaciones del grupo. Este libro fue catalogado por la Revista Arcadia en meses pasados como el mejor libro del año en el país.
Pues bien, las intuiciones básicas que describen a las regiones como la clave de explicación de las violencias: “La manera como los espacios regiones se han venido poblando y articulando entre sí para configurar el espacio de la nación”, en segundo lugar, “el modo como sus pobladores se han ido cohesionando y organizando internamente” y finalmente, “la manera como las regiones y sus pobladores han ido articulándose”. Allí aparece la génesis de las regiones de Urabá, Putumayo, Córdoba, Oriente Antioqueño, Sur occidente, etc. Para concluir que “el estado no es una construcción suprahistórica o supracultural, ni una entidad separada o independiente de la sociedad, sino que está imbuido en la cultura y en una densa gama de relaciones sociales locales”.
Por ello, es vital que comencemos a desentrañar el análisis y comprensión de la formación del estado en nuestras subregiones para poder diseñar la intervención que se deberá realizar para la reconstrucción del país. En el caso de Caldas la Universidad de Caldas debería jugar un papel especial y protagónico, para que con todo sus fortalezas investigativas ayude a recopilar o a realizar, si no existen, los estudios de las subregiones del departamento. Los temas del problema agrario pendiente y nunca resuelto, las consecuencias del sistema político bipartidista y las tensiones sociales no resueltas pacíficamente.
En reciente reportaje de Semana, el padre jesuita Fernán González, respondía la pregunta del periodista: ¿Somos un país violento o somos genéticamente violentos? Y respondió: “Esas afirmaciones no me gustan. Todos los países, en algún momento, han sido violentos, y otros no. Hay que entender la violencia dentro de un proceso histórico. Es decir, no estamos condenados ni a la guerra ni a la violencia”. Como bien lo dice González, es necesario entender el proceso histórico de la violencia para superarla. Este trabajo lo debemos iniciar cuanto antes en las regiones donde no se haya compilado.
La clave de acercamiento a los problemas de la violencia tiene que ser pues comprendiendo los procesos de consolidación de las mismas regiones.
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