Llegó al periódico una joven para aclarar una nota publicada sobre el asesinato de su esposo. Según las autoridades el hombre tenía el alias de la Rata, pero la mujer alegaba que a él siempre lo habían llamado el Ratón. Que así lo conocían en el Centro y en la Comuna Ciudadela Norte, donde lo asesinaron, al parecer, por un lío entre dos familias y el control de la venta de drogas en esa zona de la ciudad.
Ella estaba indignada. No concebía que a su marido lo confundieran de vertebrado mamífero de la familia de los roedores. Después de pensarlo un poco, la entiendo. Va más allá de las posibles confusiones que puedan presentarse en la investigación del homicidio. Es algo que está vinculado a las asociaciones culturales: el ratón de biblioteca (juicioso, estudioso) se diferencia mucho de la "rata de dos patas" de la cual canta Paquita la del Barrio.
No más esta semana la Corte Suprema de Justicia confirmó la sentencia a 18 meses y 20 días de prisión a Gonzalo Hernán López, culpable del delito de injuria y calumnia. El condenado usó el foro de internet del periódico El País de Cali para tildar de "rata" a la directora de la Federación de Departamentos, Gloria Escalante. El comentario es el siguiente: "Y con semejante rata como Escalante que hasta del Club Colombia y Comfenalco la han echado por malos manejos que (sic) se puede esperar... ¿El ladrón descubriendo ladrones? ¡Bah!".
A la susodicha al parecer no la sancionaron por "rata" -en este caso por ladrona- sino por usar su cargo para "pretender obtener información reservada para la ejecución de sus fines corporativos". Así dice la sentencia. Pero la opinión imprecisa del internauta le valió un castigo penal por ofender a la señora Escalante y estar mal informado. La próxima vez que quiera opinar, López deberá irse a un libro de zoología para dar con el animal adecuado para hacer sus señalamientos.
Siendo así, ¿cómo tildaría usted a la exsenadora Claudia Wilches, que al abandonar su oficina del Senado se llevó hasta el lavamanos? Llamarla Claudia ‘la hormiga arriera’ Wilches sería impreciso. A pesar de que este insecto artrópodo del orden de los himenópteros y de la familia de los formícidos carga hojas y ramitas sobre su lomo para donde va, la hormiga representa el trabajo y la laboriosidad en nuestra cultura. Y sabemos que los senadores, de eso, pocón pocón.
Entonces, ¿con qué animal compararía a esta exsenadora que, según denunció el secretario general del Senado, Gregorio Eljach, también se llevó la alfombra, mobiliario, equipos de oficina y demás bienes públicos (sí, leyó bien, "públicos", o sea suyo, mío, nuestro, de todos los colombianos)? Busco en internet y encuentro que hay un animal vertebrado de dientes poderosos (orden rodentia), que con tal de obtener lo que quieren roen paredes de madera e incluso se sabe que son capaces de agujerear tuberías de plomo. Buscaré en mi álbum de Historia Natural de Jet para saber si tengo la laminita. Si no, pegaré la foto de la señora Wilches.
Ya entiendo la molestia de la mujer de la Ciudadela Norte. Su marido no era ningún senador.
Otro caso. Paloma Valencia, que alcanzó curul en el Senado gracias a la lista cerrada del Centro Democrático (¿cuántos votos hubiera sacado ella solita, sin Álvaro Uribe, como cabeza de lista?) se quejó esta semana porque la oficina que le asignaron no tiene ventanas al exterior, sino a un pasillo. Según ella, "la oficina del Congreso no tiene condiciones aptas para el trabajo de un equipo". Pobrecita. Para ella, que le dieron esta palomita, trabajar en estas condiciones tres días a la semana, siete meses del año y por un miserable sueldo de 21 millones es cruel. Crueldad animal, siendo ella Paloma.
¿La llamaría Paloma ‘la oso perezoso’ Valencia? Yo no. A pesar de que al igual que muchos senadores, este animalito duerme una media 20 horas diarias, tiene una velocidad de 2,5 metros por hora. ¡Y eso es mucho más rápido de lo que aprueban un Proyecto de Ley en el Congreso! A Paloma la podemos dejar simplemente como su nombre lo indica: una paloma. Su pataleta (o aleteo) me evoca un artículo que leí el pasado 31 de mayo en el periódico El Mundo de España. Se titulaba La plaga de las ratas voladoras, y calificaba a este pájaro urbano como "el ave plaga más peligrosa para el ser humano".
"Las palomas pueden ser portadoras de organismos patógenos y pueden transmitir enfermedades (…) Son, además, hospederos de varios ectoparásitos", dice el artículo. En el caso del Centro Democrático y esta Paloma, trae males como la intolerancia y las alianzas oscuras. Y parásitos como José Obdulio Gaviria. Rectifico antes de que la Corte Suprema decida castigarme por esta opinión: ofrezco disculpas a la honorable trichinella, a la tenia, a la ameba cerebral, al chinche, garrapata, piojo, liendre, pulga y demás parásitos por la ofensa antes escrita.
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