En Gumi, Corea del Sur, tienen una vía de 24 kilómetros que fue construida especialmente para la circulación de buses eléctricos. Lo interesante es que no tienen que parar a recargarse, pues fueron desarrollados con tecnología OLEV (Online Electric Vehicles) lo que permite a los buses reabsorber la misma energía que ellos gastan mediante un campo electromagnético que se forma en la carretera.
El proyecto, ejecutado en 2013, es exitoso, y su modelo busca replicarse en las autopistas británicas. Andrew Jones, ministro de Transporte inglés, informó a finales de agosto que su gobierno invertirá 500 millones de libras esterlinas en los próximos años para construir carreteras similares, pero para todo tipo de vehículo eléctrico.
Aquí, al presidente Juan Manuel Santos se le llena la boca anunciando sus vías 4G, o de Cuarta Generación. Unas carreteras doble calzada que en países desarrollados construyeron hace 50 años, y que no llegan a ser autopistas. Ayer, por ejemplo, anunció que hará una hasta Rumichaca, en la frontera con el Ecuador. Pero bueno, es lo que hay, y tampoco es mucho lo que se puede hacer con nuestra topografía y la corrupción en la contratación.
Nuestras vías, sin ser las mejores, han mejorado. También han mejorado los carros, motos, buses y camiones. Cada vez son más rápidos, cómodos, seguros, y algunos son tan o más inteligentes que el conductor. Esa combinación -mejores vías y mejores vehículos- hacen que viajar por carretera sea hoy más eficiente que hace una década. Sin embargo, algunas decisiones administrativas municipales se empeñan en ir contra este hecho.
El caso más próximo está sucediendo en Chinchiná, sobre la doble calzada Armenia - Pereira Manizales, entre el puente Doménico Parma y el peaje de Tarapacá 2. Allí, desde un carrito, están cazando infractores que sobrepasen el límite de velocidad. De manera disimulada se parquean en sectores donde lo normal es ir a 60 u 80 km/h -porque es lo que la carretera permite y lo que el motor pide para no forzarse-, pero para el alcalde de Chinchiná, Jair Antonio Tabares, y para la compañía concesionaria de la vía (Construseñales, de Barranquilla), se debe transitar a 30 km/h. ¡Y es la Autopista del Café!
El comandante de Tránsito de Caldas, capitán Hérmes Hernández, tiene las manos amarradas en este caso, pues a pesar de que dice que en los sitios donde se están haciendo las fotomultas no es de alta accidentalidad, y que da a entender que lo lógico es que se circule a 60 km/h, es potestad de Chinchiná y el concesionario cazar infractores. "Tomaron esto como una opción para hacer comparendos", dijo a LA PATRIA el jueves pasado.
Ya son 8.700 las fotomultas logradas en este sector. El comparendo por esta infracción es de $322.200, o sea que a la Alcaldía le toca una buena parte de los $2.803.140.000 que ingresarán a sus arcas. ¡Buen negocio, Jair!
Manejar por las vías de Chinchiná se volvió aburridor. Antes se pasaba por allí disfrutando de las fincas cafeteras y los guayacanes florecidos. Hoy hay que estar pendientes de un radar y el velocímetro. Además, para los viajeros, se vuelve desesperante. Imagínese usted que cierren el Aeropuerto La Nubia por cualquiera de las múltiples causas que existen para cancelar sus operaciones, y lo despachen por Pereira. Usted, que probablemente va de afán, verá desde el bus cómo los ciclistas van más rápido.
Un estudio publicado el año pasado por el Transportation Research Institute de la Universidad de Michigan, y apoyado por la Organización Mundial de la Salud, indica que diariamente, en promedio, en el mundo fallecen 18 de cada 100 mil personas en accidentes de tránsito. En Colombia, según el Consejo Colombiano de Seguridad, ocurren en promedio 90 accidentes diarios desde el año 2011; 16 de ellos mortales.
En Alemania, la tasa es de seis de cada 100 mil personas, una de las más bajas del mundo. Lo curioso es que la Bundesautobahn (BAB), o Autopista federal alemana, no tiene límite de velocidad. Son 12.917 kilómetros de carreteras, administradas por el Estado, y sin peajes, en donde las autoridades recomiendan conducir a unos 130 km/h, y a unos 50 km/h en las zonas urbanas. Esto se debe a la buena calidad de las carreteras, a la seguridad de los vehículos, a la educación de los conductores y sensatez de las autoridades.
El mundo avanza. Ya hay carreteras que recargan carros, vías construidas sobre ríos para no tocar la montaña (la autopista de Yiba, en China), y estructuras colgantes que unen países a pesar de los fuertes y gélidos vientos que rondan el círculo Polar Ártico (el puente de Øresund, entre Suecia y Dinamarca). Nosotros tenemos las 4G, y nuestra Autopistica del Café, que tiene un trayecto por donde solo podemos transitar a 30 km/h, y todo por una alcaldada.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015