"¡Cuídate de los idus de marzo!", le dijo un vidente a Julio César, al advertirle sobre su muerte en esas fiestas romanas. Advertencia que el gobernador de Roma echó en saco roto, para que al poco tiempo se cumpliera la profecía y muriera acuchillado en el senado a manos de algunos de sus hombres de confianza como Bruto, Casio, Trebonio y Décimo Bruto.
La guerra sucia de la actual campaña presidencial me hace recordar la frase del vidente. El presidente candidato Juan Manuel Santos, el candidato Óscar Iván Zuluaga, la candidata Marta Lucía Ramírez, el "rumurólogo" JJ Rendón, su examigo Germán Chica, el sapo de Pachito Santos, el petardo de Luis Alfonso Hoyos, el "héroe de Invercolsa" Fernando Londoño Hoyos, el hacker Andrés Fernando Sepúlveda, el cínico de José Obdulio Gaviria... todos en algún momento se taparon con la misma cobija durante los dos periodos de Álvaro Uribe en la presidencia. Se conocen los secretos, las ilegalidades, los pecados. Ahora se los están sacando en cara demostrando una vez más lo podrida que está la política colombiana.
Hasta a la candidata Clara López le ventilaron su romance con Uribe. Una relación que en la intimidad debió ser como le gustan las cosas al hoy senador electo: tenebrosa.
A dos semanas de las elecciones para la presidencia, los colombianos nos hemos enterado que la paz solo es un interés político y no una necesidad. Que la mafia sigue infiltrada en la política. Que desde hace doce años los hackers han sido parte fundamental de los gobiernos para espiar a la oposición. Que todos están untados de mermelada. Que el destino del país, a fin de cuentas, no les interesa tanto, pues por encima están sus intereses particulares. Se están acuchillando en las escaleras del senado.
Lo preocupante es que con sus verdades a medias y versiones acomodadas tratan de salir impolutos de esta vergüenza. Hasta el pillo de Richard Nixon tuvo el decoro de renunciar a la presidencia de los Estados Unidos por espiar a la oposición en el escándalo Watergate y grabar conversaciones en la Casa Blanca. Aquí, Uribe, por ejemplo, se ufana de recibir filtraciones que ponen en riesgo los diálogos de paz. Óscar Iván Zuluaga no se sonroja al decir que tenía como "líder espiritual de su campaña" a Hoyos, quien -además de estar inhabilitado para ocupar cargos públicos por cobrar cheques de sus subalternos- va a los noticieros a vender información robada. Santos nos quiere vender la idea de que a pesar de que él trabajó con todos ellos, nunca se untó. Y los hackers como Sepúlveda se creen muy rebeldes por espiar al Presidente y trinar en Twitter las frases más trilladas de películas como 300 ("Hoy comeremos en el infierno") y dárselas de matoncito. Pero él es ético.
Lo triste de todo esto es que estos candidatos piden que quienes cometan actos criminales sean castigados "con todo el peso de la ley". ¿Cuál ley? Si hasta los miembros de las altas cortes son investigados por corruptos y por eso se pide su revocatoria.
Por otro lado, estos candidatos están más interesados en las encuestas que en sus programas políticos. Que este subió, que aquel bajó y este se estancó. Como lo señala la revista Semana (Edición No. 1670), elegiremos al candidato con la mejor campaña publicitaria. Aunque no hay mucho qué ver. Santos finge ser folclórico, Clara López parece en un comercial de Davivienda y "el zorro" Zuluaga mezcló su rostro inexpresivo con un constante movimiento de brazos. Parece aleteando. ¿Alguien sabe de qué van sus programas?
Al paso que vamos, en las próximas elecciones terminaremos eligiendo al más alto y no al más capaz. Solo así Enrique Peñalosa tendrá una oportunidad para llegar al Palacio de Nariño.
Este juego sucio, que todos los días tiene un ingrediente adicional, parece que no va a parar. Genera hastío. Asco. Y uno de ellos será Presidente. Como escribió Plutarco: "Los idus de marzo ya han llegado, pero aún no han acabado".
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015