La noche del 31 de diciembre y las primeras semanas de enero son propicias para que las personas hagan promesas de todo tipo, además de pedirle al destino algunas cosas que en la mayoría de los casos no dejan de ser meras utopías. Está claro que soñar no cuesta nada, por lo que podemos darle rienda suelta a nuestra imaginación para que se dé gusto armando novelones y otras situaciones que están muy alejadas de la realidad. Eso es como los sueños nocturnos, en los que la mente inquieta aprovecha la licencia para representar los más disparatados libretos.
Mi primera petición para el año que apenas inicia es que por fin se dé un arreglo en las relaciones entre el expresidente Uribe y el presidente Santos, porque definitivamente el país no aguanta más este ambiente de polarización. Que hagan un esfuerzo para que los seguidores de ambos líderes le bajen temperatura al debate. Aunque la mayoría de poder en el Congreso le permite a Santos proceder sin contratiempos, el hecho de saber que Uribe tiene la mayoría de votos en el país lo convierte en un contrincante de respeto.
De manera pues que mi sueño es verlos de nuevo trabajar juntos, como cuando Santos fue ministro de Defensa del gobierno de Uribe; ni modo de decir que sean uña y mugre, porque definitivamente ellos no se quieren. Por cierto, quiero decirle a Uribe que estamos mamados de oírle decir que desconoce todo acerca de los escándalos que lo involucran. Después de tantos casos aparecen ahora los sobornos de Odebrecht, ocurridos durante su segundo período de gobierno, y de primero salió a decir que pueden investigarlo porque no sabe nada. Que no haya pruebas es una cosa, pero que no sabe nada…
Al presidente le recomiendo que hable con las Farc a ver en qué pueden ceder para llegar a un acuerdo con el ahora senador Uribe, porque si ni siquiera el papa Francisco pudo hacerlo entrar en razón… Uribe es terco y jodido, por lo que podemos suponer que no va a aflojar por el solo hecho de ‘colaborar’. Porque yo sí le digo una cosa, si el posconflicto se veía venir como algo largo y complicado, con este tire y afloje el asunto se pone imposible de manejar.
Los medios de comunicación tienen un reportero destinado al Congreso, para encargarlo de informar todo lo que allí sucede. Pues algunos congresistas y demás personajes políticos les untan la mano a esos periodistas para que se encarguen de darles pantalla y micrófono todos los días, de ser posible; ¿o sino cómo se explica que de casi 300 que hay en el Congreso, sean unos pocos los que vemos a diario hasta llegar a empalagarnos?
Fue tal vez por eso que se me vinieron algunos nombres cuando pensé proponerle al Gobierno que abra nuevas relaciones comerciales con algunos países distantes. Vi un programa por televisión sobre Burkina Faso y de inmediato relacioné a nuestra querida Piedad Córdoba con esa cultura; gracias a su vestimenta llamativa y el infaltable turbante, además de su exótico maquillaje. Entonces que el país le pague a esta honorable mujer por todos sus esfuerzos y servicios, y la destine a dirigir la oficina que represente a Colombia en ese rincón de África; ojalá sin fecha de regreso. Aunque son muchos los personajes que merecen dichos reconocimientos, se me ocurre que otro que también merece una retribución es Roy Barreras, quien con esa elocuencia será digno representante en Mongolia; Armandito Benedetti para Eritrea y a esa tonta de Paloma Valencia, ¡que la manden pal carajo!
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