El desempleo es uno de los tantos dolores de cabeza que debe enfrentar el Ministerio de Hacienda y sus resultados influyen en el éxito de la política económica. Si las personas no tienen empleo el consumo disminuye, la inseguridad aumenta, el fenómeno del comercio informal crece y muchas otras secuelas que desestabilizan el normal desarrollo de una nación. Lo que me da golpe es que cada vez que el tema sale a la palestra y los expertos en economía, esa ciencia de interpretaciones, se refieren al fenómeno, mencionan todo tipo de causas menos el de la mano de obra remplazada por la informática y la tecnología.
Todos los días son más los oficios desbancados por las máquinas y voy a referirme solo a esos primeros casos que recuerdo, en los cuales el ser humano fue remplazado por la tecnología de punta. Hace muchos años era común que en época de vacaciones las familias se fueran para la finca a temperar y como entonces no existían los edificios de apartamentos, sino que todo el mundo vivía en casas, era necesario contratar celadores para que se instalaran en ellas mientras durara la ausencia de los propietarios. Pues inventaron las alarmas, cámaras de seguridad, monitoreo, etc., y ahí desapareció ese tipo de celaduría.
Ahora años a los obreros de construcción y demás oficios, les mandaban el almuerzo a mediodía en un portacomidas para que lo disfrutaran recién preparado. Quien lo transportaba era un hijo, sobrino o vecino del obrero, quien pagaba gustoso unos pesos para que el garitero, como se llamaba el oficio, le prestara ese servicio. El muchachito debía ser muy cumplido porque el receso para el almuerzo es restringido y aparte de alimentarse debe quedar tiempo para un sueñito reparador. Aparecieron los hornos micro ondas y los obreros empezaron a llevar su almuerzo en recipientes plásticos, los mismos que calientan a mediodía antes de despachar las viandas. Adiós a los gariteros.
En un principio la leche la vendían en unas camionetas que recorrían los barrios y de cada casa sacaban la cantina para comprar la cantidad necesaria. Después apareció la planta pasteurizadora y se instauraron las ‘Lecheras’, unos pequeños camiones que recorrían todos los rincones de la región para recoger la leche en los ordeñaderos. Además de transportar el precioso líquido movían pasajeros y ese fue el transporte preferido por nosotros para viajar a los sitios donde queríamos ir a pescar. El chofer y un ayudante, encargado de cargar la leche y medir en las canecas la cantidad que contenían, quedaron sin empleo el día que se instalaron en las fincas tanques refrigerados que almacenan la leche mientras pasa un carro tanque de la empresa que la compra para llevarla hasta la planta. Otros tantos que salieron por líchigo.
Ya en la ciudad existía una carrera universitaria que era muy recurrida por los estudiantes y se llamaba Dibujo Arquitectónico. Se trataba de la copia de planos, levantamientos topográficos y demás documentos por el estilo, y los nuevos profesionales encontraban trabajo en las oficinas de arquitectos, ingenieros y algunos entes gubernamentales. Pues no fue sino que aparecieran las computadoras con sus programas de diseño y todo ese conocimiento que se adquiría en el claustro se borró de un brochazo, porque bastó un solo clic para elaborar ese plano que tanto trabajo representaba para cualquier profesional en la materia.
En las cabinas de grandes aviones siempre iban tres tripulantes, piloto, copiloto e ingeniero de vuelo. Este último encargado de la navegación, también desapareció cuando la tecnología se tomó el panel de instrumentos. Esos ingenieros también ‘volaron’.
* Esta fue la última columna que escribió Pablo antes de morir la semana pasada. Quedará siempre su recuerdo entre nosotros.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015