En nuestro emproblemado país puede que falte de todo, menos temas políticos para comentar, parece que vivimos en la caldera del diablo por la inmensa cantidad de hechos que nos sirven como temas de conversación, algunos para darnos un soplo de esperanza, pero la mayoría parar crearnos un ambiente de tensión que nos van llevando a cuadros de depresión.
La firma de los primeros convenios de paz con los insurrectos en la tierra de los Castro, a pesar del teatro con que nos los presentaron, ya salieron analistas políticos a convertir lo que parecía un arreglo que podría traer algo de paz, en otro maremágnum de ataques y contraataques que van a obligar al país entero a expresarse de una manera unida, si no queremos volver a quedar en lo mismo en que siempre hemos estado, rodeados de violencia.
Supongamos que los apátridas farcianos estén sentados con las mejores intenciones en la mesa de negociación, y que las cartas con las que están jugando en esta última mano tengan el sello de una verdadera intención para llegar un día a vivir como nación civilizada. Si esto pasa, será el momento más difícil, porque tendremos que comenzar a tragarnos los sapos que le tienen preparados al gobierno los astutos delincuentes, con movidas muy difíciles de enfrentar por un gobierno legítimo sin caer en trampas mortales.
Tenemos seis meses para firmar los arreglos definitivos de paz con el gobierno, y luego sesenta días para que las Farc hagan dejación de las armas (no entrega, como debería ser). Por experiencia sabemos que pronto comenzarán las violaciones a los acuerdos, pues los bandoleros nunca han estado unidos en el cumplimiento de las órdenes de sus cabecillas, e infinidad de veces han fracasado los intentos de algún arreglo, precisamente porque no tienen una real unidad ni de mando ni de obediencia.
Mi mayor preocupación se basa en que los grandes jefes que estuvieron reunidos en La Habana, son los que se han aprovechado de las grandes fortunas que tienen escondidas en bancos internacionales, y en nuestras selvas y montañas. Dineros que les han permitido vivir con sus familias como grandes oligarcas en los países más adelantados de mundo, sin tener que preocuparse del mosquito anofeles, del chikunguña, ni de la picada de un escorpión, a que están sometidos los campesinos que bajo amenazas se tuvieron que convertir, la mayoría, en los que hacen los trabajos sucios del secuestro y el asesinato.
Apenas estos excampesinos terminen de abrir los ojos y vean la cruda realidad en que los están dejando, y sepan que terminarán en cárceles, mientras sus jefes se dan baños de mar en lujosos catamaranes, van a reaccionar, y en medio de su analfabetismo regresarán a ser los delincuentes comunes que siempre han sido, solo que no estarán sometidos a alguna disciplina seudomilitar, lo que los hará más peligrosos.
Todavía no sabemos qué nos esperará, pero hay que meterle algo de esperanza al futuro, porque como dijo ese gigante de la humanidad, el papa Francisco, no podemos permitir que se nos venga otro fracaso encima.
Como acá vamos de un problema a un problemote, ya tendremos oportunidad de "rajar" del porky Maduro, ignorante y poco inteligente, pero tan astuto como para seguir molestándonos la vida armando su estrategia de perpetuarse en el poder.
Para acabar de cuñar el palo, y en clara demostración de repudio a la política dictatorial de Maduro y Diosdado Cabello, se reunieron más de treinta expresidentes de la región exigiendo honestidad y claridad en las elecciones que se vienen. No creo que eso sirva para mucho, pero hay que moverse por todos los lados, porque tener enquistados a unos dementes en el corazón del continente, produce un escozor muy aburridor.
P.D.: La esposa es una mujer que trata de convertir un viejo rastrillo en una podadora automática.
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