No me refiero al chaparrón bonaparte del Chavo del Ocho, ni a las escasas lluvias que por el fenómeno del niño padecemos, con todos los perjuicios que esto significa para nuestra agricultura, de por sí azotada por las malas políticas gubernamentales que tratan al renglón más importante de la economía, como si fuera una actividad de tercera categoría.
Me refiero al hecho más representativo de la actividad política en donde la democracia es el bastión que evita que seamos obligados por dictadores, a sentir como la libertad, ese maravilloso beneficio por el cual tantos grandes hombres han dado su vida, sea pisoteada por las malignas fuerzas del despotismo, que generalmente se presenta rodeado de la violación del respeto a los Derechos del Hombre, aquellos que con sangre escribió Antonio Nariño desde una de las tantas celdas en las que estuvo sometido por la brutalidad, por su ansia de igualdad y respeto entre los hombres.
El voto popular y libre es el acto de realizar el deseo de elegir a las personas que por voluntad soberana del pueblo van a regir los destinos de las naciones. Esto se hace dentro de los marcos constitucionales que plasman el orden y la justicia en los países donde prima la democracia, tan ansiada por las grandes mayorías, pero tan vituperada por los déspotas que desafortunadamente abundan en el mundo.
Tendremos entonces mañana, otra magnífica oportunidad de participar libremente en uno de esos actos que nos dan una gigantesca posibilidad de sentir que, aunque con limitaciones normales, todavía somos capaces de utilizar nuestra voluntad para encaminar por senderos de paz y progreso, nuestro propio destino.
Analicemos con toda la calma a quienes han presentado sus nombres para que seamos nosotros los que decidamos si son merecedores de entregarles los destinos de la comarca, y para que, con esa misma voluntad de acertar, tengamos la buena fortuna de sentir que nuestra escogencia está dentro de los límites de honradez, de deseo de trabajar por nuestra ciudad y nuestro departamento, y sobre todo de una transparencia que nos deje satisfechos de haber votado a conciencia y por lo tanto ser bien retribuidos con resultados dignos de nuestra decisión.
No quiero terminar estas notas de antes de elecciones sin comentar que me siento muy satisfecho por la determinación de la Procuraduría de llamar a juicio disciplinario, al desagradable senador Iván Cepeda, personaje que ha hecho de herencia, adicionada con mentalidad de calumniador profesional, una forma bastante repudiable de hacer política basada en las mentiras. Ahora se lo acusa, con razón, de haberse extralimitado en sus funciones, comprando testigos falsos contra el doctor Álvaro Uribe y su abogado, solicitando a personajes que en el año 2013 estaban presos como desmovilizados de las autodefensas, que declararan en falso en contra de ellos.
Se ve venir un juicio bastante complicado para el calumniador, y confiamos que esta vez la justicia marcará los caminos que lleven a este individuo al sitio que se merece.
P.D.: El matrimonio es una relación entre dos personas, en la que una siempre tiene la razón y la otra es el marido.
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