- Una lección a un pluma blanca. De todos los asuntos asqueantes que se han presentado a lo largo de la presente campaña presidencial, sin duda el hecho más bochornoso y digno de repudio fue la trampa que ladinamente le tendió el director de Noticias RCN, Rodrigo Pardo, al director espiritual de la campaña del candidato del Centro Democrático, Luis Alfonso Hoyos.

Fue tan notoria la actitud antiperiodista y traicionera de Pardo, cuyos detalles los ha conocido con rechazo la opinión pública, que nada menos que el maestro del periodismo Juan Gossaín, en una actitud de verdadera educación, y utilizando términos que nunca se salieron de las esferas de la caballerosidad, le dio una inolvidable lección de periodismo a este personaje, a quien yo creía un hombre de recto proceder, pero que ahora no paso de llamarlo un "individuo" con micrófono.

Tengo que confesar que cuando estaba viendo por TV a Pardo haciendo su denuncia, me sentí totalmente frustrado de personajes que, como él, deberían tener un mínimo de ética y honor, para no caer en semejante lodazal.

Si él sabía desde hacía casi dos meses de la información abierta y clara hecha por Luis Alfonso, ¿cómo es que se esperó hasta pocos días antes de elecciones para presentar por su noticiero la denuncia de un hacker, cuya culpabilidad no ha sido comprobada, convirtiéndose en vulgar cómplice por guardar un cuchillo trapero para esgrimirlo justo cuando faltan escasos 10 días para elecciones? En la magnífica lección de periodismo que le dio el maestro Gossaín lo tildó de manipulador de los medios y de la prensa. Lo acusó de cómplice por favorecer a los patrones y engañar con los medios utilizando la opinión pública con informaciones que son buenas si favorecen a su candidato, pero son malas si no lo favorecen. Y claramente le dijo: "Eso es un manejo asqueroso del periodismo". Y terminó: un verdadero periodista debe ser una persona escéptica, pero honesta y bien informada.

Qué bueno que estas enseñanzas se hicieran conocer a todos los periodistas, especialmente a un aprovechado de su posición como es Arizmendi y una cúpula de los más importantes medios, que se ha formado para su propio beneficio, y que sin ninguna vergüenza olvidan las instrucciones de ética de verdaderos maestros.

- Muestras de desespero. El país acaba de conocer el cambio de última hora del director de la campaña de Santos. Una movida de esta importancia cuando las elecciones son dentro de una semana no tienen otra explicación que al santismo lo invadió el pánico. Para mí es totalmente inexplicable que se nombre a un personaje que, como Gaviria, no tuvo ni siquiera necesidad de hacer campaña, porque con el vil asesinato de ese gran colombiano como fue Luis Carlos Galán, se le apareció el delfincito, hijo del mártir, quien lo nombró directamente presidente sin tener que pasar por las experiencias de una dura lucha para llegar a la casa de Bolívar. Mal comenzó el expresidente, quien con su voz "varonil" inició su tarea con vociferaciones, insultos y calumnias, llenas de desafortunadas mentiras.

Poco después habló Lucho Garzón, quien en su tono burletero criticó las innumerables metidas de pata de los directores de la campaña santista reconociendo que la cosa se les puso color de hormiga. Y como si fuera poco, el desagradable Benedetti se unió a las críticas formando un ambiente que indica que se le acabó el tiempo al candidato presidente, con el peligro de que no llegue ni siquiera a la segunda vuelta.

- Un buen ejemplo. Por el contrario, el ambiente que se vivió en Manizales este jueves en las reuniones del candidato de Centro Democrático y con la estimulante presencia del expresidente Uribe, fueron unas verdaderas fiestas de optimismo rodeadas de respeto por los contrincantes, y con unas ganas extraordinarias de tener un presidente caldense en quien la patria quedará en las mejores manos.

P.D.: Es más que justo reconocer a los periodistas que se creen con autoridad de insultar a todo el mundo, que siempre se disculpan con uno en privado por lo que han escrito contra uno en público.