Uno de los álgidos inconvenientes por los cuales atraviesa la educación en Colombia tiene que ver con la pertinencia de su currículo, de sus programas y sus proyectos; esto equivale a decir que la oferta académica de la escuela no está pensada en función de los estudiantes y por lo tanto no consulta sus necesidades, expectativas e intereses. Como ilustración de esta realidad va la siguiente anécdota que es real y en la cual por supuesto cambio el nombre de sus actores por razones obvias: Juan, mi amigo, llevaba varios años esperando que el Dr. Lugo un dirigente político de la ciudad, le ayudara a conseguir un empleo, hasta que algún día el Dr. Lugo solicita la presencia de Juan en el directorio; Juan acude raudo ante tan esperado llamado:
Juan: Dr. Lugo buenos días.
Dr. Lugo: Buenos días Juan.
Juan: Me dijeron que usted me necesitaba.
D.L: Sí. Juan te tengo una muy buena noticia.
J: Cuénteme doctor, no me diga que me resultó el trabajito.
D.L: Efectivamente Juan, así es; te vas de conductor del carro del Concejo Municipal.
J: Dr. Lugo, qué alegría, solo que hay un inconveniente… yo no sé manejar.
D.L: No te preocupes por eso Juan, allá tampoco hay carro.
Esto en muchas ocasiones es lo que sucede con la educación, se diseñan programas que no necesita la escuela, se habilitan proyectos que no son del interés de los escolares, se parametriza la educación como si las necesidades fuesen las mismas en las diferentes regiones y comunidades, en pocas palabras se planifica la propuesta curricular no por demanda sino por oferta; no es pensar en los proyectos que se les van a ofertar a los estudiantes, es preguntarnos qué programas necesitan y requieren ellos, es alinear los tamaños y los diseños de la oferta programática con los intereses y posibilidades de los estudiantes, esto es lo que realmente se llamaría: “Una escuela a la medida”.
Adicionalmente con el afinamiento curricular, es fundamental que haya un animador con vocación, un maestro que interprete esa partitura con pasión, “un maestrito de pueblo” que ambiente los momentos, que recree los espacios y que crea y ame a sus estudiantes; únicamente así es posible esperar que en la escuela sucedan cosas importantes, que tengan posibilidades los aprendizajes significativos. Parodiando la anécdota: ¿Qué interés va a despertar en Juan manejar un carro que no existe? Algo muy parecido sucede hoy en la escuela, les enseñamos a los estudiantes cosas que no quieren aprender pero además en muchas ocasiones desanimadas por un maestro que no quiere enseñar. Enseñémosle a Juan a conducir un vehículo, apropiemos un carro para el Concejo Municipal y entonces sí, Juan tendrá allí una gran posibilidad de realización y desarrollo.
Para la reflexión:
- ¿Cuántos proyectos estériles ocupan hoy el interés de la escuela?
- ¿Cuántos recursos se dilapidan en proyectos de nulo o bajo impacto escolar?
- ¿Cuántos programas que hacen parte de la política educativa hoy en Colombia, responden ciertamente a las necesidades de los niños?
- ¿Cuántas tareas hoy en la escuela corresponden a la agenda prioritaria del gobierno mas no a las urgencias de los aprendizajes que verdaderamente requieren de los estudiantes?
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015