Con grandes cifras y resultados óptimos presentó Luis Roberto Rivas a la Industria Licorera de Caldas en su rendición de cuentas. Fue un año difícil, lleno de expectativas, de decisiones importantes y de amenazas visibles. Un año en el cual se pudo haber definido el futuro de la Industria por las acciones que se adoptaron y que, todo parece indicar, le dan un nuevo esquema que requiere de máximos cuidados y, sobre todo, de continuidad en las políticas.
Tal vez lo más delicado de todo este proceso administrativo fue la apertura de fronteras con el departamento de Antioquia. Muchos fuimos escépticos con los pronósticos comerciales que presentó la administración, por el riesgo que conlleva el enfrentamiento con una empresa de las magnitudes de la FLA, acostumbrada a ejercer una comercialización y publicidad agresiva, millonaria y de demostrada efectividad. Las cosas se dieron y, ¡a lo hecho, pecho! Mediante negociaciones que no tuvieron la difusión previa para generar confianza, resultamos con unas fronteras abiertas que nos hicieron temer una catástrofe para la ILC, que entraría en una desigual competencia donde arriesgábamos todo a cambio de unas proyecciones de escritorio supremamente inciertas.
Afortunadamente parece que estábamos equivocados en nuestras posiciones. Y aunque puede ser muy pronto para aseverar cualquier cosa, los acuerdos y las condiciones pactadas entre la FLA y la ILC finalmente condujeron a que la competencia no fuera tan desigual y a que esa agresividad que temíamos se moderara mediante la voluntad de las partes entre las cuales ha primado el respeto, la cordialidad comercial y las buenas maneras ejecutivas. ¡Qué alivio!
Pero a la par con esta decisión, la ILC presentaba otra gran dificultad: en la aciaga administración de Bruno Seidel Arango, rodeada de algunos líderes gremiales que se lucraron de la empresa, y de la complicidad de otros gremios que guardaron silencio ante la debacle, la ILC no era viable, no tenía futuro y todo en ella era un caos. Por eso -adujeron- se tuvo que cerrar la planta de destilación, deprimir financieramente la empresa y presentarla como una industria ya acabada que, en últimas, debería ser vendida o liquidada como muchas de las empresas por donde han pasado esos mismos líderes gremiales. De ahí que entre distribuidores, sindicato, algún sector político y unos pocos “opinadores” emprendimos la batalla para evitar que ese fin que se le había trazado a la empresa fuera materializado en otra catástrofe regional. Logramos que se reaccionara y se frenaran las intenciones irresponsables y desastrosas de quienes habían encontrado en la empresa “su” fortín, y finalmente se alejaron con más pena que gloria, aunque rodeados de la impunidad que infortunadamente reina en nuestra región.
Hoy vemos cómo la administración Rivas y los trabajadores, a través de Sintrabecólicas, han llegado a unos acuerdos para reabrir la planta de destilación bajo unas condiciones concertadas, cordiales y económicamente viables, que hacen pensar en el renacimiento de la Industria. Y aunque por ahora solo se determinó la apertura de la planta para el reprocesamiento de productos, las necesidades comerciales obligarán a que muy pronto terminemos autoabasteciéndonos plenamente y obteniendo un valor agregado como productores de alcoholes para la venta. Y como todo hay que decirlo, es de resaltar la actitud de Sintrabecólicas que, no obstante defender los intereses de los trabajadores, ha estado dispuesta a ceder en sus logros sindicales para mantener la estabilidad de la empresa. Hoy lo demuestran con hechos concretos traducidos en acuerdos empresariales de importante aliento.
Por otro lado están los distribuidores que han sido los más amenazados por los perjuicios que les causan los cambios en las condiciones comerciales e industriales. Pero ellos también han reaccionado positivamente y empezamos a ver mayor presencia de marca en la región, acompañada de campañas efectivas de posicionamiento de productos para defenderse de la competencia. Y esto es algo que produce tranquilidad, optimismo y credibilidad.
¿Habré estado equivocado en las predicciones comerciales por efectos de la apertura de fronteras con Antioquia? ¡Ojalá! Solo nos queda esperar que las relaciones entre los tres sectores de la Industria (Administración, Trabajadores y Distribuidores) sigan por este camino de cordialidad y que las condiciones pactadas entre los departamentos se sigan respetando a cabalidad.
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