En los diferentes foros que se han llevado a cabo dentro de esta campaña política, los temas son recurrentes, los lugares son comunes, las propuestas son muy parecidas y el tiempo demasiado limitado. Son, en un concepto muy realista, un saludo a la bandera y una pérdida de tiempo pues, con asistir a uno, se ha asistido a todos. Terminan entonces siendo estos foros más una vitrina para los organizadores, que un escenario donde se puedan encontrar diferencias conceptuales. De pronto sirven para notar cómo gaguean algunos candidatos y cómo se desenvuelven otros con mayor solvencia. Y aunque nada podríamos esperar de nuevo cuando los problemas también son comunes y las soluciones están enmarcadas en la capacidad de gestión de los gobernantes, tenemos que analizar, no tanto las propuestas, sino la posibilidad de encontrar soluciones, recursos y ayudas nacionales e internacionales.
El presidente Santos ha demostrado la capacidad del Gobierno Nacional de dilatar soluciones regionales y de interponerse en la fluidez de los recursos hacia obras específicas. De ahí que Caldas haya resultado damnificado por la forma como somos mirados en el alto Gobierno y estemos atravesando por una inanición originada en la poca o nula voluntad de orientar recursos para nuestro departamento. No pasa así en Manizales, municipio que se ha visto beneficiado con asignación de presupuesto, pues es mirado con beneplácito ya que el alcalde Rojas ha sabido establecer un estrecho vínculo con el presidente, y éste ha reaccionado de una manera más generosa y amable. Se evidencia entonces cuán importante es tener acceso a la voluntad del Gobierno Nacional para desarrollar el municipio y el departamento.
De acuerdo con esto, en una conversación que sostuvimos con la candidata Adriana Gutiérrez al inicio de la campaña, le hicimos ver la importancia de procurar que la bancada uribista en el Congreso adoptara en bloque los más importantes proyectos de Manizales y Caldas, como única forma de tener la esperanza de que, en un eventual gobierno suyo, no quedáramos en el ostracismo y no tuviéramos que pasar por una larga sequía presupuestal que acabara de hundir nuestras esperanzas. Porque tenemos que reconocer que la fuerza solitaria del senador Carlos Felipe Mejía, quien se ha mostrado públicamente hostil, opositor visceral y enemigo directo del presidente, poco puede contribuir a abrir las puertas del Gobierno para que Adriana, a su vez, pueda desempeñarse con solvencia en la alcaldía. Por el contrario, conociendo el sentimiento revanchista del presidente Santos, podemos presagiar que Manizales quedaría en el total abandono. ¡Y eso no es lo que queremos!
Sugerimos además que en su campaña, dadas las anteriores condiciones, se asumiera el civismo y el amor por Manizales como ejes fundamentales para obviar las represalias del Gobierno Santos, pues los manizaleños estaríamos motivados para unirnos en nuestra defensa y trascender las fronteras municipales para ejercer la presión suficiente ante ese Gobierno presumiblemente indiferente.
Pero todo fue letra muerta. No sé si porque las ideas tuvieron origen en alguien independiente de su partido, o porque no se quiere reconocer la situación de riesgo que corren el municipio y el departamento con un Gobierno Nacional opuesto a nuestros intereses e indolente ante nuestro atraso. De todas maneras fue decepcionante no encontrar eco en el movimiento, cuando solo se perseguía generar un alivio a las posibilidades de Manizales y Caldas las que, ganando el Centro Democrático y sin blindarse con medidas adecuadas, pasarán a ser nulas.
Y aunque sé que este artículo me traerá el rompimiento de grandes amistades, no estoy dispuesto a callar. De ahí esta mirada crítica y mi oposición a que en Manizales y Caldas triunfe en estas elecciones el Centro Democrático. Y no es que desconozca las grandes virtudes de Adriana Gutiérrez y Carlos Uriel Naranjo, personas de todos mis afectos. ¡No! Es solo que, en un plano muy personal e independiente, propusimos alternativas de solución al gran escollo en el que nos veremos ante la inminencia de que el Gobierno Nacional nos borre de su mapa de inversión, pero fuimos ignorados y tal vez irrespetados. ¡Entonces preferimos otras opciones, igualmente democráticas, que nos permitan conservar las esperanzas de progreso, desarrollo y de ver terminados tantos proyectos que hoy se enmohecen en las gavetas de funcionarios nacionales!
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