Es increíble lo que pasa con la concentración del poder en Caldas y con la forma como se blindan los que lo ostentan para convertirse en inescrutables e incontrolables.
Desde hace algunos meses vengo pidiendo la documentación de todos los procesos relacionados con Aerocafé en las diferentes entidades que han tenido vínculos con el proyecto, y la respuesta en términos generales ha sido positiva, amable y eficiente. Pero me encuentro con dos entidades que se han negado a entregar la información y son, precisamente, las dos entidades que más relación tienen con la contratación en el inicio del proyecto y en la definición de los estudios y diseños: se trata del PNUD y de la Cámara de Comercio de Manizales.
Al PNUD se le vincula dentro del proyecto como una ONG internacional que prestaba el servicio de coordinación técnica y administrativa en la Asociación Aeropuerto de Palestina, estrechamente vinculada en su trabajo con la Federación Nacional de Cafeteros, a través del Comité de Cafeteros de Caldas. En tal virtud, se ejecutaron millonarios contratos para estudios y diseños, compra de predios para garantizar la construcción de una pista de 3.600 metros, movimiento de tierras en el primer kilómetro de la pista y obras de ingeniería asociadas, interventoría ambiental y técnica, asesorías técnicas, financieras y gestión nacional e internacional.
Con el objeto de conocer el detalle de estas contrataciones y el origen real de otro de los proyectos satanizados, macartizados y dilatados de la región, le solicité al PNUD los contratos efectuados durante el tiempo de su vinculación, y me encontré con una serie de evasivas que han hecho imposible la consecución de la información. Invocan una especie de inmunidad diplomática que los aparta de las obligaciones que tienen las entidades colombianas, y se escudan en ella para negarse a la entrega de los documentos.
Paralelamente he tratado de conseguir la totalidad de las actas de la Asociación Aeropuerto de Palestina, cuyos fundadores fueron el Municipio de Palestina y la Cámara de Comercio de Manizales, vinculándose luego el Departamento de Caldas y el Municipio de Manizales, con el apoyo del Comité de Cafeteros de Caldas, Inficaldas e Infimanizales. Y este ha sido otro vía crucis difícil de describir. Al momento de la liquidación de la Corporación (en abril del 2008) le hicieron entrega de las actas a la Cámara de Comercio de Manizales, en calidad de custodio, y es esta entidad la única que cuenta con la posibilidad de abrir los documentos al escrutinio público; pero ha sido imposible hasta el momento. Invoca en su negativa el amparo de una supuesta reserva legal y sistemáticamente se ha negado a entregarlas. Hoy se encuentra la decisión en manos del Tribunal Administrativo de Caldas quien determinará si levanta la mencionada reserva y ordena la entrega de los documentos.
Pero, se preguntarán algunos: ¿por qué el afán de conseguir estas actas y los documentos contractuales iniciales de Aeropuerto del Café? Y la respuesta es muy sencilla: porque los señalamientos que se han hecho a decenas de personas inocentes; las millonarias sumas que se han tenido que destinar en defensas judiciales; los bienes embargados y las honras derrumbadas; los prestigios personales y profesionales de varios ciudadanos caldenses; y la intempestiva parálisis del mayor proyecto que hemos tenido en la región, tienen origen en el escándalo mediático que se armó alrededor del Aeropuerto y que cada vez parece más absurdo, y sobre el cual no se ha dicho toda la verdad.
El sesgo investigativo de la Contraloría General de la República que vincula cada vez a más personas inocentes y omite vincular a personas y entidades verdaderamente responsables de las fallas del proyecto, hacen presumir que aquí se mueven unos intereses ocultos, perversos y mezquinos. Y eso solo lo podremos conocer mediante los documentos oficiales que nos permitan determinar el grado de participación en la definición de los estudios y diseños del proyecto, compra de predios, obras iniciales y fallas estructurales, de personajes como Gildardo Armel Arenas, Sandra Morelli Rico, Emilio Echeverri Mejía, Gilberto Saffón Arango, Bruno Seidel Arango, Germán Cardona Gutiérrez, Comité de Cafeteros de Caldas, PNUD, Cámara de Comercio de Manizales y otros tantos.
Por eso entiendo –sin compartirla- la renuencia de la Cámara de Comercio. Porque he acudido a ella en su calidad de fundadora y miembro de la Corporación Aeropuerto de Palestina para que, mediante el reconocimiento de mis derechos constitucionales, me entregue copia de las actas de dicha Corporación, pero me ha respondido en su calidad de ente de registro, cosa que es ajena a mis pretensiones. Y entonces me pregunto: ¿cuál es el temor de que los actos primarios del proyecto sean del conocimiento público? ¿Quiénes fueron los beneficiarios de los millonarios contratos iniciales? ¿Con qué criterio se escogieron los contratistas, los interventores y cuáles fueron las obras? ¿Reposa en ellos la responsabilidad de los estudios y diseños del proyecto y sus variaciones, que es el origen real de las dificultades del Aeropuerto?
Todas estas dudas merecen aclaraciones. Por eso seguiré luchando para conseguir esa parte de la historia y agotaré hasta las últimas instancias legales para lograrlo. No más verdades a medias. Creo que los culpables de nuestra debacle tienen que pagar algún día y asumir la responsabilidad que les corresponde en la parálisis de este sufrido, vapuleado, azotado y desprestigiado Departamento. ¡Tiene que llegar el momento en que se les acabe el blindaje!
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