Lumièradas
John.giraldo.herrera@gmail.com
¿Qué significa encarnar un personaje?, ¿Hasta dónde la creación de una historia depende de quienes la interpreten?, ¿Cómo hacer para separar lo que hace un individuo al representar a uno más y ser otro en la vida cotidiana? Muchas inquietudes nos van quedando, de eso que es la actuación. Se nos fue de la vida Robin Williams, pero quedó en ella. Sus múltiples papeles nos permitieron asumir la existencia con mucha irreverencia, con un aire de esperanza, con salir de los esquemas y arrojarnos a hacer lo que queremos. Con muchas películas reímos, en otras sentimos la angustia, en otras más la bondad, en otras vivimos la aventura. Cada una tenía su impronta, el sello de un ser sin igual, que al verlo nos suscitaba muchas emociones.
Mucho va de una película tan emblemática como La sociedad de los poetas muertos, a una como La memoria de los muertos, su versatilidad era inconmensurable. Para ser actor hay que navegar muy profundo en las incertidumbres de la humanidad. Interpretar o ser otro es permitir sentir todas las angustias y alegrías, permearse de lo iracundo y fútil, como de lo esencial y trascendental. El espejo cuenta con muchas caras, con rostros compungidos, inermes, contagiados por el estupor, igual repletos de energía, de ilusiones y aflicciones, de modo que actuar es encarnar las facetas de los seres humanos. Robin Williams nos dejó ver esos rostros, los matices de los desesperados, de quienes tienen utopías. Con la magia de sus perspicacias fuimos saliendo de los cines con mucha fuerza.
Por algo dicen que para llegar a salir al escenario y mostrarse: "…el actor no podrá llegar al arte de actuar sin conocer la naturaleza humana y para lograr esto debe comenzar por escudriñar en sí mismo, o sea comenzar por un estudio concienzudo de su propia existencia", lo afirma Alberto Castañeda en su libro: El actor y el arte de actuar (2013). Tuvo seguro que escarbar mucho en sí. Y cada papel le robó un poco de su ser, para dárselo a la humanidad. Es un modo trágico: actuar es perder un poco la propia esencia para conseguir mostrar la de otros. De tanto acá un Robin Williams hacía lo que actuaba. Participó de muchas causas y su propia vida fue romper esquemas. Sus personajes llenos de capacidad, eran como si fuera él y, los vivió. Por lo menos las convicciones que sentíamos al verlo, así lo demuestran.
Digamos entonces que crecimos con La sociedad de los poetas muertos y creímos en la grandeza del arte y la poesía. Quisimos tener la capacidad de obtener La memoria de los muertos y darles rumbo a esas sutiles historias de quienes nos dejan. Aprendimos a fantasear con Jumanji, el científico loco y expectante de Fluber, fue nuestro héroe. Tuvimos un rostro agreste con August Rush, por ese papel de un ser recio y firme y maltratador. Quisimos estar Más allá de los sueños y siempre obtuvimos un resplandor con la risa y la atención hacia otros en la que para mí es una de las más queridas películas de él: Pacht Adams. En fin, Robin hizo lo que su personaje de John Keating: "Robert Frost dijo: dos caminos se abrieron ante mí, pero tomé el menos transitado y eso marcó la diferencia". Esta puede ser la pasión y cada papel era tan emocionante que no se podía perder.
Ahora tener la edad del Hombre bicentenario, ha sido un anhelo latente, como el de ser así sea por una vez Peter Pan, cuando vimos Hook. La diversión de vivir unas Locas vacaciones sobre ruedas, también está en la lista de situaciones apremiantes, allí la figura de un padre decidido y con mucha capacidad para mantenerse firme la aprendimos entre obstáculos, incertidumbres y muchas elocuencias. Como no ser profesor y potenciar el talento de un muchacho en la película En busca del destino o pretender inventar historias para darle un aplazamiento a la muerte y ser Jakob en Una señal de esperanza. Fuimos muchos siendo Robin Williams… vive el momento, es la frase que nos guía. Habría mucho por enumerar, más películas por nombrar. Pero me quedo con una frase de Pacht, de esas que exaltaban los propósitos y la idea de vivir: "La muerte no es enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: La indiferencia".
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