Después de la que ha sido quizá la más negativa y caótica de las campañas a la presidencia, caracterizada por la política sucia donde las malas prácticas de la conseja, la habladuría maledicente, los agravios personales que no respetaron honras, acusaciones temerarias sin soporte probatorio, enrarecido ambiente al cual hicieron coro algunos medios informativos con analistas que convirtieron sus columnas en trincheras, el tenebroso empleo de las redes sociales compitiendo por destilar las más apestosas miasmas; surgió una magia, un bálsamo calmante y bienhechor conformado por un formidable grupo de jóvenes futbolistas dándonos cátedra de unión, fortaleza, coraje, generosidad, confianza, alegría, humildad en la victoria y el más sano patriotismo.
Cuántas enseñanzas, cuánta alegría, cuántos sentimientos positivos se nos revelaron, seguramente galvanizados bajo esa costra de arrogancia y rencor que tanto daño está haciendo a Colombia; nos dimos cuenta que podemos ser felices, obrar con espíritu de equipo, que podemos unirnos para alcanzar nobles propósitos. Otra faceta conmovedora fue la de que nuestra Selección resultó inspiradora para los niños, quienes por unos días cambiaron los transformers por James, su héroe real con alma, carne y huesos; 16 años de ausencia en la Copa permitieron que por primera vez los niños de hoy y gracias a lo vivido, empezaran a alimentar sueños futuros.
Cómo no hacer mención especialísima de ese gran señor que inculcó en el grupo responsabilidad, creatividad, perseverancia, disciplina, respeto por el contrincante, juego limpio, compañerismo: José Pékerman, quien con total entrega y bajo los más diáfanos parámetros de ética y rectitud borró el nefasto historial del "roscograma" mafioso de otras épocas. En una de tantas entrevistas concedidas el profesor Pékerman quedó dibujado al expresar "Puedes elegir correr solo, o trabajar en equipo y llegar lejos. ¿Qué decidís? Antes de empezar a competir, le tienes que ganar al ego más grande de todos, que es el tuyo. Tienes que entender que no solo está bien como vos lo haces, sino que hay otros caminos; que para ser escuchado tienes que haber oído. Porque cuando se trabaja en equipo, hijo, se celebra en equipo". Que sabia lección no solo para los jugadores sino para nuestro país.
Todo se compaginó armoniosamente, hasta los cantos entonados para animar a nuestra Selección tenían implícito el mensaje positivo "Creer en uno mismo y en el otro", "Que no somos uno, somos todos".
Un proverbio español dice que una alegría que no se puede compartir es una vela apagada, en este momento de inmenso regocijo en el que unos sencillos muchachos nos hicieron aflorar lo mejor del alma colombiana, se me antoja ver a nuestro país como un fértil campo lleno de clara luminosidad, esperanza y alegría, donde seguiremos con la camiseta puesta construyendo patria.
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