La pobreza en los países tercermundistas como el nuestro, se ha convertido en una condición natural que todos aceptamos. Aunque... los políticos modernos se han dedicado a crear y a inventarse situaciones para endeudar a la gente, creando de paso una bellaca dependencia que por lógica incrementa su pícado poder. Son campeones en crear pobreza y, en lugar de ser cuestionados, reciben mermelada y dulce de leche a diestra y siniestra. Nadie denuncia esas doctrinas que fabrican pobreza, más bien las aplauden mejorando sus caudales electorales a sabiendas de que lo único que buscan es mejorar su bolsillo; quieren evitar que el pueblo se eduque, pues a ellos no les conviene.
En América Latina tenemos imperios creados por esa dependencia. Hugo Chávez, el famoso coronel golpista, mintió y fabricó permanentemente falsas promesas, simplemente para tener a su "pueblo" arrodillado. Hoy vemos las funestas consecuencias con esa fábrica de millonarios corruptos venezolanos y con esa postración política y económica, aumentada con infamia por su mediocre Presidente, el famoso comediante del pájaro chiquito, un personaje que todos los días castiga la libertad. Desgraciadamente ese régimen viene creciendo y ya se tiene en Nicaragua, Bolivia y algo en Ecuador y Argentina. Es bueno decir que los presidentes de dichos países tienen cuentas de dólares en paraísos fiscales.
Odio el capitalismo, por lo tanto no lo defiendo. Reconozco que el capital es necesario para construir hospitales, escuelas y fábricas para generar empleo, pero cuando ese capital es mal utilizado y es confiscado por políticos mediocres y corruptos para alimentar su burocracia, surgen los problemas pues ese dinero es ilegítimo. Crean un estado de bienestar falso e ilusorio como respuesta a las necesidades que genera el hambre, posiblemente creada por ellos mismos. Muchos no practicamos la verdadera caridad, pues pensamos que la pobreza es problema únicamente del gobierno. Desgraciadamente muchos pobres son propiedad de algunos políticos que los esclavizan buscando votos. Simplemente, a esas personas las empobrecen para que sigan votando por aquellos que matrataron su dignidad.
El socialismo aparentemente está fracasando, pues aún no han desaparecido la inequidad y la pobreza. En Colombia Juan Manuel no tiene interés en enfrentarse a ese socialismo con argumentos valederos, pues él solo piensa en su reelección, eso sí, a cualquier costo. Se le olvida por momentos que un sistema tributario moderno, debe grabar la riqueza y los altos ingresos, así como un correcto y adecuado manejo del gasto público, pero eso es como pedirle peras a un naranjo. Perogrullo se podría dar un banquete con las últimas actuaciones de nuestro Presidente, así como las del Legislativo.
Ese socialismo quimérico que practica en Venezuela Nicolás Maduro, el heredero de una farsa, al crear desabastecimiento de productos básicos y hablando de redistribución del ingreso, es un disfraz. Chávez, con más sagacidad abasteció los supermercados, principalmente en las épocas de elecciones. Además, la gran diferencia cambiaria crea problemas en la frontera con Colombia, con el contrabando ya conocido de bienes importados por Venezuela a la tasa oficial de cambio de ellos, generando altísimas utilidades ilegales para los defraudadores y delincuentes de ambos países; esto sin olvidar a los pimpineros quienes se encargan del contrabando de gasolina. Creo que al cómico de los millones y millonas, necesita unas lecciones elementales de mercadeo.
La izquierda en Colombia está en crisis, mi país no quiere cohabitar con ella, principalmente la extrema derecha ya conocida por todos. A Gustavo Petro le quedó grande la alcaldía de Bogotá. Su prepotencia y sus aires de superioridad y poder, le pasaron factura. Debemos reconocer su nitidez y su lucha contra la corrupción, secuelas de los nietos de Rojas Pinilla. De todas maneras, lo único que ha hecho bien Juan Manuel en los últimos meses, fue confirmar su destitución, defendiendo la institucionalidad del país. Petro ha demostrado que no es corrupto, simplemente incurrió en un error grave administrativo, además se notó su esfuerzo por combatir las mafias que dejó instaladas con lujo de detalles Samuel Moreno, así como la cantidad de privilegios y abusos de los "dueños" del poder en Bogotá, como por ejemplo las empresas encargadas de recoger las basuras en la capital de la república, manejada por quienes ya sabemos.
La paz en Colombia es mucho más que la firma en un papel, pero esa firma tiene que ser creíble. Con sinceridad creo que la paz en mi país no está a la vuelta de la esquina. Por desgracia no es compatible con la babosadas y estupideces de Iván Márquez. El cálculo político de Juan Manuel, dejó por fuera sus principios y los del país nacional. Se llama a la paz a los que hacen la guerra, mientras nuestro país sigue
herido de muerte.
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