Vino, vio, oyó, habló, se murió de la risa, hizo morir de la risa a más de uno y se fue. Hablo del médico Hunter Doherty, "Patch Adams", el doctor-payaso que cura a partir de la risa. Lo mismo podría decir de su alter ego, Robin Williams, quien lo interpretó en el cine. William ya no está. O mejor, está convertido en estrella.
Lo dijo con El principito su hija Zelda al despedirlo: "Tú tendrás estrellas como nadie ha tenido… Te amo, te extrañaré. Trataré de mantener la mirada en alto".
En su cuenta de Facebook, el médico Doherty, creador de la risoterapia y quien inspiró la película "Patch Adams", al lamentar la muerte de Williams, dijo desde la amazonia peruana, que "rodeado de más de 100 amigos y ‘clauns’, payasos, en nuestro viaje anual lloramos esta trágica pérdida y continuamos atesorando su genio en la comedia".
"Gracias por todo lo que diste a este mundo Robin, gracias mi amigo (…) Estoy enormemente agradecido por su maravillosa interpretación de mis primeros años, la cual ha permitido a Gesundheit continuar y expandir su trabajo".
Según el siquiatra William Fry cinco minutos de risa equivalen a 45 minutos de ejercicio ligero. Para Fry, la risa aumenta la capacidad pulmonar, ayuda a la circulación de la sangre, le da un masaje vibratorio a todo el cuerpo, aleja temores, elimina toxinas y potencia el sistema inmunológico.
También se ha sabido que el sentido del humor queda en "una zona situada en el área motora suplementaria de la circunvolución izquierda frontal superior de nuestro cerebro". Lo descubrieron investigadores de la Universidad de California.
John Monreal, filósofo de la Universidad South Florida, sostiene que la primera vez que el hombre rió debió ser como un gesto de alivio compartido, después de haber pasado algún peligro.
Es tan importante la risa, que la organización "Payasos sin frontera" solicitó a la Unesco que declare la risa derecho fundamental de la humanidad. Pepe Viyuela, presidente de entidad, ha dicho que lo importante es que la risa sea fomentada y protegida. Es más: es partidario de crear un banco de risas.
En su visita a Colombia hace algunos años, el médico Doherty dijo cosas como ésta: "El acto más revolucionario que puedes cometer en la sociedad de hoy es ser públicamente feliz". "No hay mejor cura que el amor y la risa", sintetizó.
Aseguró que no tiene pacientes sino amigos, y es partidario de que a los estudiantes de medicina le enseñen más compasión y amor, y menos química.
Adams, vale decir Doherty, o sea, Robin Williams, tiene sus propias armas para cambiar el mundo: que cada uno sea feliz, gracioso, amoroso, cooperativo y creativo.
Por ello su fundación lleva el alias de Gesundheitl, la voz en alemán que se utiliza para decir "salud" cuando un paisano de Goethe estornuda. Esa voz es la contra para evitar que la persona, con el estornudo, arroje el alma y muera.
"Estornudófilos" famosos como los maoríes de Nueva Zelandia creen que el dios Tiki creó la vida cuando "estornudó" dentro de un ser humano. Y los zulúes, de Sudáfrica, toman el estornudo por una señal de los espíritus benéficos.
Un estornudo zulú de despedida al actor Williams en el paraíso en que se encuentre, por su forma de interpretar la risoterapia. La risa está a media asta. No lloramos su muerte, nos alegramos por su vida.
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