A un mes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales pareciera existir claridad sobre sus protagonistas y desenlace. Sin embargo, hay que repetir la palabra ‘pareciera’, pues no pocas veces se dan sorpresas o se manifiestan tendencias que las encuestas no alcanzan a registrar. Un ejemplo de lo anterior lo tenemos en estas mismas elecciones de hace cuatro años, cuando Antanas Mockus lideró las encuestas, incluso se llegó a pensar que podría ganar en primera vuelta, y justo en la última semana se derrumbó en intención de voto; por eso los resultados de esa primera vuelta fueron una gran sorpresa, pues por poco es Santos quien gana la presidencia directamente sin necesidad de regresar a las urnas un mes después.
Si todo sigue como va, y da la impresión de que no va a cambiar, Santos y Peñalosa pasarán a la segunda vuelta. El presidente tendrá ventaja sobre el candidato de la Alianza Verde, y éste sobre los demás, los cuales parecen ser solo paisaje en este proceso.
Lo que sí es totalmente incierto es saber qué pasará en esa segunda vuelta. El presidente contará con todo el apoyo de los partidos Liberal, de la U, Cambio Radical, muy buena parte del Conservador y el vergonzoso Opción Ciudadana, con todos sus congresistas y clientelas; también contará con quienes libremente votarán por él al considerar que es la mejor opción. Su cuota inicial es significativa. Santos llegó a la presidencia como el sucesor de Uribe. Todo el mundo pensaba que su gobierno sería la obvia continuidad del período 2002-2010, pero pronto llegó la sorpresa. Al año de gobierno el presidente mostró una faceta que nadie llegó a sospechar y que fue recibida con complacencia por la mayoría: un proceso de paz con posibilidades, ley de víctimas y restitución de tierras, apertura internacional, mejores relaciones con los vecinos y Latinoamérica, además de un lenguaje más de reconciliación y convivencia que de guerra y confrontación. Se revelaba un mandatario modernizante que buscaba la equidad, como lo fue aquel personaje histórico a quien el propio Santos califica como su mayor fuente de inspiración: Franklin Delano Roosevelt.
El tiempo siguió transcurriendo y para muchos surgió otra faceta de Santos: un presidente contemporizador con un voraz clientelismo, el cual a su vez engendra una corrupción cada vez más atroz. En este caso una nueva versión de Turbay. A esto se suma que es visto por muchos como alguien que por querer darle gusto a todo el mundo incurre en frecuentes contradicciones e indecisiones, lo que lleva a la parálisis de las principales políticas de gobierno.
La malquerencia de Uribe, tener el valor de emprender un muy necesario proceso de paz y sus propios errores le pasan ahora la cuenta de cobro al presidente, y le podrían costar la reelección.
Por su parte Peñalosa tiene en este momento la posibilidad de encarnar ese simpático dicho que dice "de derrota en derrota hasta la victoria final", pues solo ha salido adelante en una elección de las muchas en que ha participado. Ahora el futuro le sonríe, pues tiene posibilidad real de ser el próximo presidente. Su cuota inicial es pequeña, pues parte de la pequeña base electoral de la Alianza Verde, la cual suma muy poco, como se pudo evidenciar en las pasadas elecciones al congreso. Pero su verdadero potencial es una enorme masa de votantes que está por fuera de los partidos, que se siente cansada o molesta con el actual gobierno y que al mismo tiempo no tiene en sus planes volver su mirada al uribismo, es un sector agotado de lo uno y de lo otro.
Para ganar la presidencia Peñalosa deberá administrar cuidadosamente una paradoja al interior de su posible caudal electoral: en segunda vuelta se llevará todos los votos uribistas, pero aun así deberá estar alejado de Uribe. Da la impresión que por fin ha entendido este requisito y para ello se está blindando al rodearse de "antiuribistas pura sangre".
De Santos y Peñalosa saldrá el próximo presidente. Lástima que a un mes escaso prefieran esconderse y callarse a compartir con los electores sus ideas y propuestas sobre lo que sería su gobierno.
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Nota: partió de este mundo el gran Cheo Feliciano, ícono de la salsa y el bolero. Dos de las canciones que más me gustan de él: "Canta" (https://www.youtube.com/watch?v=Vp99R2yCFXk) y "A las seis es la cita" (https://www.youtube.com/watch?v=ZaOqmS_LoCc
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