Estábamos en camino hacia las Montañas Negras, la región más "salvaje" de Bután. Repito por enésima vez la definición de salvaje que me gusta y que pertenece a los indios de las praderas de Estados Unidos. "Salvaje es lo más parecido a libre". Y estábamos en el Lowala, o Lawala. La significa, lo repito, paso entre dos montañas, lo que en castellano corresponde a collado, o Col en los Alpes. Desde el collado se aprecia perfectamente el valle central de las Montañas Negras, en su forma de "U", o sea que es un valle de típica formación glaciar. En el invierno la capa de nieve alcanza más de un metro de espesor. En el centro del valle se observan el pueblo de Gantey y el goemba o monasterio budista Mahayana. En la carretera de descenso los árboles dan paso a matas de bambú.
Lástima que no tuvimos sol este día, sin embargo las fotos quedaron preciosas. Este es el lugar de decirlo (o mejor, repetirlo) que los Estados Unidos ofrecieron al rey, al gobierno y al pueblo de Bután el oro y el moro a cambio de que les dejaran explotar el precioso metal que hay en cantidades navegables en los bosques de las Montañas Negras. La respuesta unánime fue un rotundo no. "Para nosotros los bosques son sagrados y valen más que todo el oro del mundo": Y asunto concluido. (Por ahora me niego a hacer comparaciones con otros países; las haré en su momento).
En el valle abundan los cultivos de papa y gran parte de esta producción se exporta a la India. Llegados al plan nos dirigimos a un potrero donde estaban en una competencia del juego del dardo, el deporte nacional de Bután. Ya dijimos que lanzan el dardo con la mano a una distancia de 50 metros. Todos se muestran amables conmigo al verme extranjero y saber que soy invitado. Y prácticamente todos los dardos dan en el blanco, que es una tabla de unos cincuenta por cincuenta centímetros. Antes de lanzar los dardos danzan y si aciertan en el corazón del blanco, cantan. Es un espectáculo hermoso y los participantes visten trajes tradicionales.
Este gran valle es un territorio de nómadas. Me explico: los hombres se pasan varios meses arriba en las montañas, con sus rebaños de yaks, que son muy numerosos. Estos animales se utilizan en su totalidad: carne, leche y pieles. Las esposas se quedan en el valle y el pueblo de Gantey para que los niños vayan a la escuela.
He esperado este momento para escribir el nombre del valle, y no repetirlo más. Se llama Phobjikha. ¡Vaya nombrecito!
Confieso que la subida al pueblo me emocionó. Si lo he hecho, emocionarme, en todos los pueblos y ciudades de Bután, en este mi emoción fue todavía mayor. ¡Son tan simples y simplemente bellas las casas! En este pueblo los niños monjes no se dejaban fotografiar, lo que me pareció raro y tan diferente a todos los lugares de Bután que yo había visitado. Preguntados dijeron que el maestro les había prohibido. No obstante se les veían las ganas de ser fotografiados.
Y dije la subida al pueblo, pues este se encuentra a ambos lados del camino-carretera que lleva a la cima donde se halla el goemba. Llenan el aire los graznidos desapacibles de unos pájaros grandes y negros, los famosos cuervos, que son más grandes que palomas. Esos graznidos son francamente desagradables y uno entiende el famoso poema sobre los cuervos del novelista del misterio, Edgar Allan Poe.
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