Andrés Hurtado García
Estábamos en la puerta de entrada al Castillo de Barletta. Dos placas exaltan momentos gloriosos de la fortaleza. Una recuerda la resistencia de los italianos ante "la violenta agresión de las fuerzas especiales nazis" en septiembre de 1943 y la otra remite a la Primera Guerra Mundial cuando la fortaleza resistió un feroz asedio el 24 de mayo de 1915. Vistamos el castillo cuyos muros son de varios metros de grosor. Recorrimos todas las bóvedas subterráneas. El castillo es de inmensas proporciones. Allí cerca se encuentra "il duomo" de Santa María Maggiore, construido en 1.140. La imponente fachada pertenece al románico pugliese. Y fuimos a ver uno de los monumentos más significativos de la ciudad. Se trata del "Colosso de Barletta", gigantesca estatua de 5.11 metros que representa al emperador romano Valentiniano I, llamado también Flavio Valentiniano y que fue emperador del Imperio Romano de Occidente y gobernó entre 364 y 375. La estatua fue encontrada en la playa, producto tal vez de un naufragio. Barletta se encuentra a orillas del Mar Adriático y su puerto lleno de pequeñas embarcaciones pintadas en vivos colores, es hermoso.
Siguiendo por la margen del Adriático hacia el sur visitamos a Trani. Tenía muchos deseos de llegar a esta ciudad porque tiene una catedral célebre en todo el mundo, dedicada a San Nicolás, peregrino, pero no el Nicolás de Bari, que es el Santa Claus. Se trata de un muchacho que vino de Grecia y que llevado de profundo amor a Dios ayudaba a los pobres y enfermos. Incomprensiblemente los poderosos del pueblo se burlaban de él y lo azotaron y murió frente a la iglesia de La Virgen María. Los habitantes de Trani santificaron al muchacho y edificaron en 1097 la catedral de Trani, de fama mundial. La fachada, verdadera obra de arte, pertenece al estilo romático pugliese. Envidiosos los habitantes de Trani del gran San Nicolás de la vecina Bari, decidieron también tener su santo Nicolás y por eso aprovecharon el martirio del muchacho Nicolás. La catedral se encuentra a orilla del mar Adriático y alza su capanile hasta una altura tal que se ve desde todo el pueblo y los barcos que llegan se orientan por ella. Con Gianna Bressan, mi compañera de viaje, y tan amante del arte como yo, visitamos extasiados la iglesia y admiramos la soberbia fachada. Federico II, de quien hemos hablado, el extraño rey, medio locato, dejó sin embargo castillo por partes en Puglia. En Trani mandó construir un castillo para defender el puerto.
Ya habíamos visto el proceso de la fabricación del vino y del aceite de oliva extra virgen. Ahora nos llevaron a la fábrica de los confites finos de Antonio María Arbués. En enormes calderas redondas vimos el tratamiento del chocolate y cómo van saliendo las almendras de varios colores. Estos confites también se venden en Colombia.
Nuestra siguiente etapa era Bari, la capital de la Puglia, famosa en todo el mundo por su San Nicolás de Bari, el Santa Claus de la Navidad. Fuimos recibidos en la Cámara de Comercio de Bari donde Gianna firmó convenios para el acercamiento comercial entre Bari y Colombia. La reunión se celebró en la alcaldía de la ciudad. Las salas del ayuntamiento albergan valiosas obras de arte, pinturas, jarrones, estatuas. La alcaldía es un verdadero museo. Cerca de la alcaldía se encuentra y a orillas del mar el espléndido teatro Margherita construido en ladrillo rojo. En la ciudad nueva se encuentra el teatro Petruzzelli, uno de los más famosos de Italia. Y nos dispusimos a visitar el casco viejo de Bari, lleno de rincones preciosos.
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