1. Mesalina es un personaje excepcional. Esposa de Claudio, no conoció el reposo del sexo. Tuvo amantes a granel. Era tal su satiriasis que apostó con las prostitutas de Roma, cuál de todas era capaz de satisfacer, en una sola noche, el mayor número de hombres. Dicen las crónicas que Mesalina a todas venció, coronando en el tálamo a más de 200 lujuriosos.
2. La soledad de Penélope cautiva a quienes se enteran de su lloroso abandono. Casada con Odiseo, éste compromete su talento, su ingenio y su valor en la guerra contra Troya. Fueron diez años de ausencia. Asediada por los pretendientes que daban por muerto a su marido, Penélope se comprometió a elegir consorte apenas terminara de tejer una amplia frazada. Destejía de noche lo trabajado en el día. De esta ingeniosa manera engañó a los impacientes enamorados que la acosaban. Esa imagen de mujer sacrificada y honesta, la destruye Robert Graves, experto en mitologías griegas en el libro "La hija de Homero". Estas son sus decepcionantes palabras: "Odiseo descubrió que Penélope, supuestamente tan fiel a su lecho, vivía en amores promiscuos y escandalosos con no menos de cincuenta de sus propios súbditos; y que su hijo Telémaco había sido vendido como esclavo, nadie sabía dónde".
3. Otra picante crónica la aporta Clitemestra, casada con el rey Agamenón. Eurípides en la tragedia "Efigenia" pone en sus labios este desesperante reproche: "…te casaste conmigo contra mi voluntad y me llevaste a la fuerza, después de haber dado muerte a Tántalo, mi primer esposo, y estrellaste en el suelo a mi tierno niño, arrancándolo violentamente de mis pechos". Agamenón también sacrifica a su hija Efigenia por requerimiento de la diosa Artemis. El rey participó en la guerra contra Troya y como Odiseo, después de diez años regresó. Su esposa ya era la amante de Egisto y sin embargo, con hipócrita fingimiento, le hizo un alborotado recibimiento. Hubo despliegues marciales, contrató los coros, las niñas desfilaron con sus vestidos blancos y se realizó un banquete con carnes frescas y vinos espumosos. En esa engañosa noche nupcial, lo asesinó.
4. Napoleón adoró a Josefina. Viuda, tenía encantos sobrenaturales. Cuerpo de guitarra, manos largas y sedosas, labios carnosos y concupiscencias desbordadas por el contorno descendente de sus caderas. Había nacido en una isla con atractivos selváticos. El emperador sintió atracción enfermiza por ella. Las cartas del guerrero son de ternura insondable. Antes del segundo matrimonio, Josefina ya había tenido enredos livianos y siendo la esposa de Bonaparte, administró un tórrido desliz con el teniente Hippolyte Charles.
5. Nunca finalizarán las historias sobre Rasputín. Alto de cuerpo, con músculos macizos, encendidos ojos hipnóticos, avasalladora fuerza mental para convencer con sus argumentos. Puso a su servicio al zar Nicolás y a la zarina Alejandra, convirtiéndose en la máxima cumbre del poder en Rusia. Subyugó a esos gobernantes, desplazándolos en la toma de decisiones. Rasputín todo lo reducía al subyugante poder del sexo. La Zarina le sirvió de pasto a su apetito voraz. Sometía también a su avidez carnívora, el séquito aristocrático de las princesas que acolitaban el esplendor de los palacios imperiales.
6. Denzil Romero enriqueció la picaresca literaria con su libro "La Esposa del doctor Thorne". Sobre la vida de la quiteña Manuelita Sáenz se ha hecho croché novelístico del más promiscuo sabor. Era una mujer de estética perfecta. Sus nalgas tenían un óvalo resbaladizo. Esférico su rostro con un organizado paisaje de belleza. Las dos palpitantes circunferencias de su pecho bailoteaban con tentadora insinuación. Ojos de un verde disminuido, brillantes y coquetos, labios dulces, delicado mentón para las caricias, y en su boca florecían sonrisas matinales. Romero fabrica fantasías sobre el relajo monjil por aquella época de la colonia y le da a Manuelita un papel protagónico de sinvergüencerías. Fue la pasión incontrolada de Bolívar. Se gastaba meses de travesía entre Caracas y Quito, callosas sus nalgas, solo para dormir con ella. Lo dominaba el sexo de esta hembra desenfrenada.
7. La picaresca ha fabricado sensuales historietas sobre las hermanas Ibáñez. Se las menciona como unas mozas alegres, de impresionantes condiciones físicas, expertas en los placeres íntimos de las alcobas. Nicolasa se robó el corazón de Santander y Bernardina azotó los sentimientos amatorios de Bolívar. La actual oligarquía bogotana tiene su origen en los lechos libertinos de las ocañeras y los dos partidos tradicionales, según López Michelsen, surgieron de los camastros de estas hermosas cortesanas.
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