No cabe duda que hay una clara intención por parte del Gobierno de convertir el turismo en un sector estratégico para el desarrollo económico del país. Dice Portafolio del 2 de mayo pasado que Colombia recibió US$3.639 millones por turismo en el 2013, una cifra que pone al sector como el tercer generador de divisas después del carbón y el petróleo y sus derivados. La mayoría de los departamentos han identificado en el turismo un eje estratégico dentro de sus planes de desarrollo y planes regionales de competitividad. Caldas no es la excepción, desde la administración anterior se trabajó en un Plan de Desarrollo Turístico, el cual ha sido apropiado por la actual administración, con el liderazgo de la Secretaría de Desarrollo Económico y la oficina de Turismo, con el apoyo de la Comisión Regional de Competitividad de Caldas y otras Instituciones del Departamento.
¿Cómo vamos a ofrecer un destino turístico aspiracional si nosotros mismos no nos creemos que somos el mejor destino para nosotros, amigos y visitantes? O no es usted de los que cuando tiene alguien de visita que quiere conocer le dice: ‘Vamos al Parque del Café’. Y no tiene nada de malo, de hecho es indispensable que empecemos a pensar que somos un destino turístico regional, no solo Manizales y Caldas, porque si hay un extranjero que viene por una semana a Colombia va a querer tener una experiencia lo más completa posible en sus vacaciones. Los antioqueños nos dan una lección muy importante de cómo empezar a construir una cultura de turismo con su plan ‘vamos a puebliar’; lo que en un mejor castellano quiere decir ‘vamos a disfrutar nuestro territorio para darle valor a lo que somos’. Ésta, en mi opinión, es la responsabilidad principal nuestra, como comunidad, empezar a viajar por nuestros municipios; este diario hace una tarea importante cuando cada semana dedica una página para mostrar lo que hay en cada zona del territorio y también se necesita que cada uno de nosotros sea el mejor testimonio de las maravillas de la región.
Con esta idea en mente y como parte de un proceso que estamos adelantando con la Comisión Regional de Competitividad de Caldas, para consolidar el modelo de turismo del departamento, para darle un mayor valor a todas las iniciativas que se están adelantando, a través de su articulación en un modelo de turismo en red para la región, empezamos una serie de viajes para reconocer nuestros atractivos turísticos. Salimos de Manizales un miércoles a las 6 a.m., con un día espléndido que nos permitió ver el Parque de los Nevados, hacia las 8 de la mañana paramos a desayunar en Mesones, un sitio genial donde se encuentra, además de un rico desayuno, trancado como dirían los abuelos, con chocolate, arepa y chorizo, artesanías de todas las regiones. El recorrido empezó muy bien y sin embargo media hora más tarde estábamos en una cafetería en Petaqueros, tomando café porque la camioneta en que íbamos se quedó sin frenos; después de 3 horas, llegó el carro de reemplazo que había estado un buen rato esperando que le dieran paso para llegar desde Manizales. Cuento esto para ponerle sentido de realidad y entender que tenemos algunas dificultades en nuestra conectividad que debemos incorporar en la agenda del paseo y más bien aprovechar los retrasos para reconocer y disfrutar el paisaje. Llegamos a La Dorada a las 3 p.m. y almorzamos en la ‘Bufalera’, un buen restaurante para los amantes de la carne de búfalo.
Nuestro destino era el corregimiento de San Diego en Samaná, así que continuamos 1 hora de viaje a Norcasia y de ahí otra hora más hacia San Diego; este último trayecto de la carretera realmente necesita atención, si hubiéramos ido en un vehículo pequeño el viaje hubiera terminado en Norcasia. Estábamos un poco sorprendidos porque nuestro sitio de encuentro con el resto del grupo era la Laguna de San Diego y la carretera parecía llevarnos cada vez más hacia la cumbre de la montaña y es que allí precisamente es donde se abre este magnífico paisaje, La Laguna de San Diego http://www.youtube.com/watch?v=TFzMYYyeeoU. Si usted es de los que no ha podido superar la etapa del mareo, le recomiendo que se tome una buena dosis de mareol para que pueda llegar sano, primero por las curvas de la carretera hasta Dorada y luego por el balanceo y brincos del carro, en el último trayecto de carretera sin pavimentar.
Si bien estuvimos 12 horas tratando de llegar a la Laguna, hubieran podido ser 9 si no nos hubiéramos varado y 7 si no hubiéramos parado a almorzar, el viaje valió la pena por el paisaje que se abre ante los ojos, un regalo para el alma, la laguna absolutamente resplandeciente en medio de las montañas, con el cerro tutelar a un lado y yacimientos de agua termal entre las montañas. Un sitio que todavía no ha sido explotado comercialmente y que, probablemente por eso, conserva el encanto de lo natural y permite un contacto real con la naturaleza. La gente es especialmente amable y cálida y aunque los alojamientos son bien rústicos también por ello son encantadores. Es una oportunidad de conectarnos con nuestra tierra, de conocer su belleza y también de conversar y rescatar el valor de nuestra gente, con anécdotas muy simpáticas como la señora del sitio donde desayunamos, en San Diego, cuando nos llevó arepas sacadas de la nevera y al preguntarle contestó muy digna ‘yo les ofrecí arepas pero no dije que calientes’ o el señor del hotel cuando le preguntamos por el agua caliente y sonrió maliciosamente ‘si quiere se las puedo calentar pero no hay cómo".
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