‘Manizales cuenta con un excelente plan de seguridad alineado con la política nacional de seguridad y convivencia ciudadana’, es una de las frases que se destacan del conversatorio ‘Seguridad Urbana’ realizado en mayo. Según el último resultado de las encuestas de percepción del Cómo Vamos para Manizales, el 57% de la población considera que la ciudad es segura, el 30% dice que no es segura ni insegura y el 12% considera que es insegura; hay una reducción en la tasa de homicidios, con 26,1 homicidios por cada 100 mil habitantes, una disminución del 8% en todos los tipos de hurto, una mejoría en la percepción de seguridad en el barrio, una reducción de 2 puntos en la victimización y un aumento de 7 puntos en los denuncios. 
Hasta hace una semana, si me hubieran pedido la opinión, mi respuesta hubiera estado dentro del 57%; sin embargo, después de un episodio que viví hace una semana y de otros tantos que he escuchado, me pasaría al 12% de los que la consideran insegura. 
Qué diría usted si, al mediodía de un soleado sábado entra a almorzar a un restaurante, en una calle concurrida y vigilada, y estando en la barra de ensaladas, alguien lo coge violentamente por la espalda y le dice ‘no diga nada que le voy a quitar todo’, a continuación siente un tirón de la cadena que lleva en el cuello y un revólver haciendo presión en su cabeza; la cadena no se revienta y el señor continúa tirando de ella y apretando su revólver contra la cabeza, la suya, es decir la mía. 
El miedo y el instinto de conservación me hicieron gritar con todas mis fuerzas, y después de unos minutos que parecieron una eternidad, la cadena se reventó, el tipo me soltó, me deslicé contra el mostrador porque las piernas no me daban. Antes de salir el asaltante tomó dos carteras que estaban puestas sobre dos sillas. La persona que me acompañaba estuvo paralizada mirando como si se tratara de una película, la administradora se encerró en el baño, la dueña se escondió y las señoras de las carteras que se robaron, se quedaron paralizadas por el pánico. 
Me dijeron que era una irresponsable por haber gritado teniendo un revólver en la cabeza, probablemente yo hubiera dicho lo mismo si alguien me hubiera pintado esta película, pero una cosa es lo que pensamos que haríamos y otra es la reacción en el momento. También pienso que, si yo no hubiera gritado, el tipo no hubiera salido tan rápido y el daño hubiera sido mayor. 
La Policía se demoró 15 minutos en llegar, la compañía de vigilancia a la que el local estaba conectado llegó a los 25 minutos y cuando le pregunté al policía qué se podía hacer dijo que poner un denuncio, pero que realmente esa gente era difícil de coger. Me enteré después que cuando se pone el denuncio el tema es tan enredado que la misma policía le dice a la víctima que es mejor retirar el denuncio para que las cosas funcionen mejor. 
Yo sé que la ciudad ha mejorado en muchos temas; pero también entendí ese día y lo ratifiqué este domingo, cuando en una misa en un barrio ‘bueno y seguro’ entraron los ladrones a asaltar a los feligreses, que nos hace falta mucha más sensibilidad y solidaridad. No sé si hemos mejorado o no, pero la seguridad y tal vez otros problemas de nuestro territorio, deberían estar seriamente en la agenda pública de manera que los ciudadanos de a pie, usted y yo, sintamos que la calidad de vida, la equidad, la reducción de la pobreza, las oportunidades, el mejoramiento del medio ambiente, son temas de la vida real y no solo estadísticas en el papel. No piense que los problemas del territorio son asunto de otros, que no importa si usted vota o no este domingo, que da lo mismo un gobernante que otro, infórmese y aproveche la oportunidad que tiene de elegir quiénes van a estar los próximos cuatro años al frente de las soluciones y propuestas para vivir con calidad.