Al prender el televisor y sintonizar un canal de noticias internacionales, se ve al presidente Putin afirmando que el Estado ruso acompañará el derecho a la libre determinación de los hoy ciudadanos ucranianos, después viene la imagen de las milicias pro rusas tomándose los edificios oficiales de los pueblos de Ucrania Oriental y la del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas instando al diálogo entre las partes. El noticiero continúa con la información sobre Siria y por último, la situación de Venezuela, todo esto conduce a la pregunta: ¿para qué sirven la Organización de las Naciones Unidas (ONU)?

La ONU fue fundada en 1945 con el objeto de garantizar que las barbaries cometidas durante la Segunda Guerra Mundial no volvieran a repetirse. La idea inicial de un organismo que garantizara la convivencia armónica entre los Estados la planteó Kant en un ensayo titulado "Sobre la paz perpetua" (1795). Para el filósofo, el éxito de una organización supraestatal que propendiera por la paz mundial se fundamentaba en la libre determinación de los Estados que conformaran el organismo, en el respecto de la dignidad humana y en la renuncia de las Naciones a sus fuerzas militares propias. Los presupuestos sobre los que Kant estructuró el éxito de una paz perpetua hoy no se cumplen. Asimismo, desde la creación de la ONU, el mundo no se ha convertido en un lugar más pacífico, ni las atrocidades propias de los conflictos han dejado de perpetrarse.

A pesar de lo anterior, la ONU ha jugado un papel preponderante en temas que hoy son historia o se dan por sentado en la agenda mundial, como en los procesos de descolonización o en el desarrollo e implementación de tratados internacionales en materia de derechos humanos, entre otras. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hace presencia en casi todos los Estados de mundo, buscando alternativas y mecanismos de desarrollo sostenible para la superación de la pobreza y la inequidad.

Sin embargo, tal vez el rol más importante que desarrolla hoy las Naciones Unidas, en su misión por defender la dignidad humana, es su trabajo de asistencia humanitaria. En este marco, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) entrega paquetes nutricionales a 7,8 millones de personas en la crisis alimentaria de los países del cuerno de África (Somalia, Etiopía, Yibuti, Kenia y Uganda), región devastada por la hambruna. La Oficina de la Alto Comisionada de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) atiente a más de 14,7 millones de desplazados internos y refugiados en 26 países. El Departamento de Operaciones de Mantenimiento de la Paz (DOMP) hace presencia en 16 naciones donde la estabilidad política, administrativa, judicial y económica es todavía precaria.

Hoy son millones de familias las que reciben una comida, protección y algunos bienes fundamentales de la ONU. Lo anterior es suficiente para afirmar que, aunque al organismo le cuesta especial trabajo garantizar la convivencia armónica entre países y al interior de estos, éste sí cumple con un rol fundamental al garantizar la seguridad y dignidad de millones de personas afectadas por los enfrentamientos nacionales e internacionales. En este sentido, la ONU sí sirve y hace muy bien su trabajo, considerando que lo realiza en situaciones especialmente adversas.