La trilogía que compone el saber administrar, con el saber gobernar y el saber servir, en muchos casos en Manizales no se da, creando unos vacíos complejos.
Me pregunto como simple ciudadano ¿qué pasó con el Cable de Los Yarumos? Se convirtió en obligatorio aceptar que obras de infraestructura como un aeropuerto demoren muchos años, relativizando la verdadera urgencia de una obra, pues ¿cuánto daño se hace cuando un proyecto de estos no está a tiempo? Pero que una obra ya hecha e inaugurada no funcione y que nadie pueda dar una explicación razonable de su inoperancia y resuelva el caso en un tiempo prudencial, es grave e inaceptable.
Cualquier contrato que un ciudadano firme con el Estado es un compendio de papeles y certificados que poco le tienen que envidiar a los que elaboraba la Inquisición en su época dorada. Hay seguros de estabilidad de obra, de terminación de obra y estos papeles son revisados por muchos, demasiados abogados, verificando que el Estado no resulte involucrado en cosas malas o indebidas.
¿Cómo sucede que este Cable, en el cual la ciudad cubrió parte de su costo, no esté funcionado? Me decía un conocedor del caso que como el contratante no fue el municipio de Manizales, Infimanizales construyó las dos estaciones, que están buenas (3.500 millones), y Fontur contrató el cable en sí (2.700 millones), les correspondía a ellos, en Bogotá, hacer el reclamo y hacer valer los seguros y sus respectivas reparaciones. Pero eso fue hace “muchos” años (2012) y no se ha visto nada.
Otro experto me explicaba que si quería poner en funcionamiento el cable inmediatamente, muchas de sus partes ya eran obsoletas y se requeriría otra inversión multimillonaria para actualizar y reparar lo que nunca se conservó con un mantenimiento idóneo.
Un tercer personaje enterado del asunto me aseguraba que la culpa se descargó en el exalcalde Llano convirtiéndolo en el chivo expiatorio ideal, a pesar de que en este caso es inocente.
¿No hay un funcionario de la rama judicial que se encargue de este tema y como primera medida nos aclare que pasó, segundo nos diga quién es responsable, y que por último nos señale qué se debe hacer para salvar la inversión? Y no nos salgan presentando como logro el rédito del alquiler de una cafetería.
¿Dónde está el control político que supuestamente se hace en el Concejo Municipal o le corresponde poner en marcha al contralor municipal?
¿Le corresponde de nuevo a la sociedad civil suplir las faltas e incapacidades de estas entidades, que en este caso no solo defraudan la confianza depositada en ellas, sino la esperanza de la gente en el sistema? Así como fue la gente que señaló el error del actual burgomaestre cuando pretendió destruir 66 árboles patrimoniales con su bendito bulevar en Milán, porque fue la gente que no consintió con la tala decretada por el insensible ingeniero votado como el mejor alcalde del país.
Manizales no puede y no debe acostumbrase a estos estados anárquicos, de total desadministración, donde edificios como la Juan XXIII o el antiguo terminal terrestre permanezcan vacíos o sin oficio legal. ¿Cuántas cosas no sabemos los de a pie que no se ejecutan con firmeza y claridad en el Municipio y no son tan vistosas como esas desocupadas construcciones?
El Cable de Los Yarumos y tal vez el mismo Eco Parque de Los Yarumos se están convirtiendo en otro mito urbano a los cuales nos acostumbramos los manizaleños fácilmente, debido a la poca claridad, con total permisividad que nos cuesta demasiados millones y sobre todo muestra que aquí no se administra, no se sirve y menos se gobierna. Se debe ejercer presión en todo sentido, debemos exigir para obligar a estos políticos a moverse y presentar resultados para recuperar la confianza de la gente por medio de cosas concretas. Se podría concluir pidiéndoles menos publicidad y más resultados.
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