Dentro de la palestra política colombiana surgen nuevas agrupaciones de diversa fuerza. Su permanencía depende de la personalidad de sus líderes, no tanto de su estructura. Ciudadanos inconformes con el devenir político siembran su esperanza en estos nuevos grupos que van desde el MIRA, pasando por los Verdes o asociaciones de grupos indígenas como la ASI. Para los políticos tradicionales no se han convertido en amenaza, las coaliciones están al día, ni liberales o conservadores desdeñan ser reforzados en las urnas por estos “nuevos” protagonistas. Reflejan estos nuevos partidos el afán de los ciudadanos de participar y constituirse en una alterativa política que represente otros valores e ideales. Creo que el centro aumenta ya que ninguno de estos partidos dentro de sus postulados impugna la propiedad privada, ni destituye al individuo de sus amplísimos derechos. ¿Cómo se comportará la palestra política después de un proceso de paz exitoso? ¿Si habrá una significativa tendencia a la izquierda?
Dentro de las “nuevas” caras me ha capturado una de ellas: la ASI. Con interés analizo sus siglas y creo ver un bloque de ideas coherentes para aportar al tan desgastado quehacer político de la región. Los tiempos han cambiado y por ende deben avanzar las posturas y las soluciones. La Alianza Social Independiente se consolidó a principios de los años 90 con los líderes indígenas como Francisco Rojas Birry y Jesús Piñacue en la Asamblea Constituyente del 91, llamándose en ese entonces Alianza Social Indígena y fue este mismo grupo el que avaló la primera alcaldía de Antanas la cual marcó un hito en la historia política del país y la de Fajardo, no menos trascendente.
Los ideales expuestos son sencillos y atractivos. La ASI habla de alianza no de unión. Se hace énfasis que la estructura es sumando y respetando la diversidad de puntos de vista, porque para una unión es clave una homogeneidad, homogeneidad que es imposible en un país tan diverso étnicamente, tan diverso culturalmente, tan conflictivo en lo social. No debo dejar de ser lo que soy, mi personalidad aporta y se aumenta con otras para un fin común. La diversidad de personalidades en la ASI se suma para un fin que es lo social.
Lo social tiene al hombre como tema central, sus necesidades y sus derechos que básicamente son iguales para toda la humanidad. Todos aspiramos a salud, educación, justicia, medio ambiente, vivienda, libertad y cultura. Y desde lo ideológico lo social está muy entrelazado con el humanismo, conciliando extremos como dictaduras proletarias con la justicia social. El humanismo no deja que el ser humano se convierta en una cifra, en una estadística, sino que se respete y se aprecie la vida en ese hombre.
La independencia que significa una línea clara que separa la vieja manera de hacer política de la nueva, la que debe hacerse en el país para poder llamarse democrático. Ser independiente es hacer valer unos ideales y luchar por ellos con actitud de humilde apóstol y no de exitoso manzanillo recién admitido en ciertos cenáculos. Ser de la ASI no es escoger la vía rápida. La independencia es clave para poder ostentar una autonomía ajena a cualquier dependencia y para mí ese es el gran aporte de hombres como Sergio Fajardo y Antanas Mockus. Me gusta la independencia en los postulados de la ASI, que no pretende participar en la polarización entre ricos y pobres, muy arraigada en Manizales, porque sabe que tiene ideales que cobijan las necesidades de ambos grupos. No creo equivocarme y decir que la ASI percibe a Manizales como una familia que solo saldrá adelante unida.
Me gusta de este partido que está en plena obra a la cual se puede aportar para construir una nueva personalidad política y darle un perfil local. Es la posibilidad de borrar y emprender una nueva cuenta. En la ASI hay espacio para actuar democráticamente, de fortalecer contenidos políticos y diseñar nuevas metodologías políticas que superarán la herencia nefasta del barco yepismo tan vigente en estos días electorales. Me gusta porque exige que sus miembros se despojen de poses y actitudes que no son propias ante lo público, pero que se presenta como un proceso y no como un dogma.
La política verdadera la mueven los ideales, aquí hay varios ¡y muy interesantes!
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