Desde hace unas semanas sigo en Facebook la página Manizales Denuncia. Me pareció interesante el ejercicio que se propone su administrador: servir de puente para publicar quejas ciudadanas anónimas, particularmente denuncias sobre delincuencia común y sobre la lentitud de la Policía para responder llamados, pero también sobre mascotas y documentos perdidos, sobre amos que dejan a sus perros encerrados en carros sin ventilación alguna, sobre calles en mal estado, mala atención en las EPS… y así. También formula preguntas con el ánimo de abrir debates, algo acertado en un espacio como Internet, donde la gente quiere y le es fácil opinar. Ayer estaba por llegar a los 6 mil 600 seguidores, una cantidad apreciable.
A mi juicio, sin embargo, se toma tantas licencias que termina por manchar su propósito. La principal es la de publicar fotos de menores de edad que, según cuentan quienes envían la información y las imágenes, han participado en robos. El supuesto servicio que aquí se presta es el de identificar delincuentes que cualquiera que camine por una calle de la ciudad puede encontrarse, pero, aunque en términos prácticos puede ser útil, se trata de jugar con fuego, sobre todo porque aparentemente se trata de casos en los que ningún juez ha dictado sentencia y porque, nos guste o no, se trata de menores de edad protegidos por el Código de Infancia y Adolescencia (Ley 1098, artículo 47, numeral 8).
Ya, al menos, hay una prueba de los riesgos que corre el administrador (que, a propósito, es anónimo): a comienzos de febrero publicó la foto de un hombre, este sí mayor de edad, que presuntamente roba pasajeros en las busetas. Sorprendentemente, el dueño de la página les preguntó a los seguidores si identificaban al señor como el delincuente del que hablaba, pues no había total seguridad, y comenzó una guerra de versiones: que sí, que no que porque el de verdad "tiene un ojo picho", que no estaban seguros, de nuevo que sí. La gente, feliz opinando. El 6 de febrero el administrador salió a pedir auxilio: "Por favor necesitamos saber si la persona de las fotos es o no es el ladrón, ya sea para tener una pista gigante o para borrar las fotos" (sic). Alguien sensato y con mucho más sentido común le respondió: "solo con cien por ciento de seguridad las fotos deberían ser publicadas, de resto es un acto de imprudencia bestial".
Aparentemente la bestialidad ocurrió. El 9 de febrero un seguidor anónimo publicó lo siguiente en la página, a propósito de la foto, que ya había sido borrada: "…esta persona que conozco y sé con total seguridad que no es un ladrón está siendo Marginada en la ciudad donde ya le están prohibiendo subirse a un bus, la gravedad del asunto es que hay gente que dice querer apuñalarlo y hacerle daño sin tener certeza alguna, este hombre es trabajador y me causa indignación de que por tan solo suponer quien es, lo echen de su trabajo, por favor mas respeto" (sic). No faltó quien comentó que había que seguir dudando porque el que escribió puede ser el propio delincuente.
La página Manizales Denuncia parece ser una interesante posibilidad en las manos equivocadas. Internet ha permitido que los medios tradicionales de comunicación pierdan el monopolio de la información ante alternativas que se valen de herramientas como las redes sociales. El problema está en creer que la transgresión e innovación en las formas implica la anulación de principios básicos de responsabilidad para manejar los contenidos.
El objetivo de la página se diluye entre tanto yerro. Aunque no. Un momento. Una mirada en detalle permite entender para dónde parece que va todo. El 6 de febrero colgaron una nota sobre la invitación del papa Francisco a corregir a los hijos a golpes, y el administrador comentó: "…con una pela bien dada muchas personas somos personas de bien y corregimos nuestro camino". El 10 de febrero colgó una nota de Caracol Televisión titulada: "Ladrones en Medellín pueden denunciar si son agredidos violentamente". Su comentario fue el siguiente: "salimos a deber por darle su merecido a las ratas". El objetivo está claro: promover la cultura del linchamiento.
Aparte. La Fundación para la Libertad de Prensa, en su informe sobre 2014 dado a conocer el pasado 9 de febrero, le dedicó una página a la pastora cristiana María Luisa Piraquive y las acciones judiciales que emprendió contra periodistas que la criticaron por su discriminación a personas con discapacidades físicas. Esto se publica cuando a sus feligreses, incluyendo, claro está, los del movimiento político MIRA en Caldas, les dio por salir a pontificar sobre cómo hacer periodismo. ¡Pfff!
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