Me subí al taxi; el conductor, amable como la mayoría, no pudo guardar su extrañeza por lo que minutos antes había vivido; entre sonrisa y enfado me narró que hacía poco había recogido a unos estudiantes que después de algunas cuadras y ver buena cantidad de banderas en las ventanas y edificios preguntaron qué pasaba en Colombia, si era algún juego futbolero o qué otra motivación para tal despliegue.
El taxista con calma y asombro les explicó la razón: ese día (era un 20 de julio) era fiesta nacional, conmemoración de la Independencia colombiana; razón suficiente para hacer fiesta patriótica; ¿olvido, ignorancia, descuido de aquellos jóvenes?; dejo abierta su capacidad de juicio.
Algo similar puede suceder hoy en la memoria departamental y municipal; hace 103 años Manizales se congregaba con banda municipal y presencia de autoridades en el sitio que hoy ocupa el parque de Caldas; ese día 30 de abril de 1911 se inauguró el parque de Caldas y la muy bella obra escultórica que aún permanece: la estatua del sabio Caldas.
Hacía unos días habían entrado a la naciente ciudad cansados bueyes trayendo unas pesadas cajas de madera: allí, se decía, venía una hermosa estatua de París y obra del famoso escultor francés Verlet.
El sitio que empezaría a llamarse parque de Caldas se había llamado muy al inicio "parque del guayabo" por una inmensa planta que daba sabrosas guayabas; en el sitio donde hoy se levanta el templo de La Inmaculada había estado un pequeño circo o plaza para corridas de toros; después de un tiempo, secado el guayabo, se llamó el sitio "parque de Sucre", pero cuando las autoridades decidieron llamar al Departamento con el nombre de Caldas, se proyectó hacer un bello parque con estatua conmemorativa.
Hoy, al pasar por el parque de Caldas trasládese 103 años atrás y haga el propósito de volver a hacer de nuestro departamento una región modelo de trabajo, honestidad, progreso, audacia, civismo, creatividad y visión de futuro.
Estos recuerdos deben ser retos para nosotros hoy; los antepasados supieron cumplir con la cita histórica de llevar adelante unos pueblos pujantes y un departamento que fue llamado modelo.
No podemos las actuales generaciones quedarnos atrás; ante nueva etapa histórica se requiere nueva pujanza, compromiso; es obra no solo de los dirigentes sino de todos; el civismo es el aceite que mueve de amor al terruño, la raza, la historia.
Niñez, juventud, familia y buen uso del tiempo libre deben ser fuerzas que se animen a dar lo mejor, a vivir rectamente; la Fe cristiana ha sido base impulsora: que se renueve y crezca en todos.
El uso de este sitio web implica la aceptación de los Términos y Condiciones y Políticas de privacidad de LA PATRIA S.A.
Todos los Derechos Reservados D.R.A. Prohibida su reproducción total o parcial, así como su traducción a cualquier idioma sin la autorización escrita de su titular. Reproduction in whole or in part, or translation without written permission is prohibited. All rights reserved 2015